El turismo stone: sólo una mirada posible

Salvaje, caliente, fervoroso, el mejor público del mundo. Hay al menos dos miradas de cómo se vive el rock en estas tierras. La mirada del extranjero que vino a ver a los Rolling Stones para vivir una experiencia irrepetible en otras latitudes puede resultarnos la más cándida. Con ojos bien abiertos y cuerpo a cuerpo con el "rollinga", sudamericanos, europeos y nortea-mericanos disfrutaron de una vivencia inigualable.

Pero esa mirada foránea, del que sólo se sumerge un breve lapso en la experiencia y no llega a estar ni cerca de la cultura local, dista de lo que sabemos por zorros, por viejos y por argentinos.

El "aguante" y la futbolización del rock siguen estando a la orden del día. El folklore de llegar al estadio y toparse con puestos improvisados de venta de remeras y comidas, de oler a choripán con chimichurri (Mick Jagger bromeó en uno de los shows y aseguró que Charlie Watts se comió uno en la Costanera) choca de frente con el otro folklore: el de intentar ingresar sin entrada, el de intentar cobrar de forma ilegal el...

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