Trump reconoció como capital de Israel a Jerusalén y puso al mundo en alerta

WASHINGTON.- En uno de los giros de política exterior más riesgosos de su presidencia, Donald Trump reconoció oficialmente a Jerusalén como capital de Israel, una decisión histórica e inédita que puso al rojo vivo a Medio Oriente, causó un fuerte repudio global y alejó las perspectivas de un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.

Al cumplir con una de sus promesas de campaña, Trump marcó un quiebre en la política exterior de Estados Unidos desde la creación del Estado de Israel, en 1948, y puso en pie de guerra al mundo árabe, al estampar su sello en un asunto sensible y encender una mecha en una de las regiones más volátiles del planeta.

"Viejos desafíos exigen nuevos enfoques", justificó el presidente norteamericano, al abrir un breve discurso en la Casa Blanca, que brindó acompañado de su vicepresidente, Mike Pence. "He determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel", anunció el mandatario.

Con una firma, Trump ordenó poner en práctica una ley aprobada con abrumadora mayoría en ambas cámaras del Congreso en 1995, y trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, a la que reconoce como capital de Israel. Esa firma marcó el final de una política implementada por Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, que habían postergado la aplicación de esa ley a través de exenciones en aras de impulsar las negociaciones de paz en Medio Oriente.

Trump justificó su decisión al afirmar que la postergación no había beneficiado el proceso de paz, y funcionarios de su gobierno indicaron que, por el contrario, la nueva política acelerará las discusiones, congeladas desde hace años.

El estatus de Jerusalén ha sido uno de los temas más complicados de todo el proceso de paz. El consenso global, plasmado en resoluciones de Naciones Unidas, ha sido preservar la ciudad como capital de palestinos e israelíes en la llamada "solución de los dos Estados". Por eso el giro de Trump aisló aún más a su gobierno, al causar una fuerte ola de repudio y críticas en el mundo árabe y en Europa, donde el papa Francisco pidió mantener el statu quo de la ciudad, la cual, recordó, es "sagrada para judíos, cristianos y musulmanes" (ver aparte).

"No puedo permanecer en silencio sobre mi profunda preocupación", dijo Francisco en su audiencia general en el Vaticano. "Y al mismo tiempo deseo hacer un sincero llamamiento para garantizar que todos estén comprometidos con el respeto del statu quo de la ciudad, de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR