True Detective: cómo cambiar para que todo cambie

Cambiar para que todo cambie. En la segunda temporada de True Detective, que comienza esta noche a las 22, por HBO, no hay una sola huella narrativa que conecte los hechos que van a narrarse aquí con todo lo ocurrido hace un año en la deslumbrante aparición de la serie.

Aquí todo es nuevo. Más que nuevo, distinto. Otros actores, otros directores, otros escenarios. Tanto entusiasmo, tanta admiración despertó True Detective en 2014 que su creador, Nic Pizzolatto, no encontró ningún obstáculo para salirse con la suya. Todo lo que quiso se convirtió en realidad: sobre todo la idea de concebir la serie desde el criterio de la antología en lugar de la clásica fórmula de la continuidad. Habrá que seguir a Pizzolatto, más que a cualquier otro artífice de la serie, para encontrar las sutiles conexiones y los comunes denominadores entre ambas temporadas.

Dispuesto a mantener frente a las legiones de ansiosos fans una intriga equivalente a la que ofrece un buen policial, Pizzolatto se limitó a decir en los últimos meses, mientras preparaba la trama de la nueva temporada, que el capítulo 2 de True Detective giraría alrededor de tres ejes: mujeres fuertes, hombres malos y el secreto escondido detrás de la historia del sistema de transporte en Estados Unidos. Una elección espacio-temporal que desde el comienzo del primer episodio exhibe líneas visibles de conexión con la historia de una ciudad y a la vez con una tradición cinematográfica.

Todos los conflictos que convergen en la trama tienen como núcleo a la ficticia ciudad californiana de Vinci, en la que se mueven funcionarios corruptos y criminales solapados. Emblemas de la ley y del delito llevados por la angustia existencial que es marca registrada de la serie a moverse todo el tiempo de un lado al otro de la delgada línea que separa al bien del mal.

En los hechos, Vinci es lo más parecido a Vernon, el más pequeño enclave urbano de toda California. Una ciudad de apenas 13,36 kilómetros cuadrados de superficie y 112 habitantes según el censo de 2010, ubicada a 5 kilómetros del este de Los Angeles y dominada por la actividad industrial. En la memoria simbólica (y, por extensión, cinéfila) Vernon evoca toda la larga historia de corrupción ligada a Los Angeles y a sus emprendedores más codiciosos. Un recorrido problemático que encuentra en el cine como referente absoluto a Barrio chino, el clásico de Roman Polanski.

Pizzolatto instala la segunda temporada de True Detective en este ambiente. La angustia...

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