Un tropezón, una experiencia inolvidable

LONDRES.- Al menos durante un año más Federico Molinari tendrá como amigo inseparable al magnesio, ese polvo blanco que se untan los gimnastas en las manos para ejecutar sus rutinas. Tiene ganas de seguir; ahora más que nunca. El santafecino vivió un sueño durante su paso por los Juegos Olímpicos, probablemente algo más grande de lo que se habría imaginado. El sólo dato de que se haya convertido en el primer gimnasta argentino en la historia en clasificarse para una definición olímpica habla de un valor inmenso. Pero ayer, con el diploma asegurado, él quería más, mucho más dentro del lote de ocho finalistas. Y no le fue bien, porque apostó a terminar su ejercicio de anillas con una salida perfecta, sin siquiera dar un paso de corrección. Federico aspiraba a una medalla."Me la jugué a clavar la salida, porque era la única oportunidad para acercarme al podio. Sabía que era a todo o nada; hacía un paso y ya no tenía medalla. Puse las piernas duras para clavar, perdí el equilibrio hacia adelante y ahí se acabó todo", contó el atleta de San Jorge, que finalizó octavo con un puntaje de 14,733, inferior a los 15,333 que había sumado en la clasificación. Lo gloria envolvió al brasileño Arthur Navarrete Zanetti, con una puntuación de 15,900. "Hasta los mismos finalistas me decían: «Vos estás loco con esa salida en la final». Y yo les respondía que era la única que tenía, y me la jugué. Me dio mucha bronca cuando me caí, pero después de un rato empecé a darme cuenta de dónde estaba. Es el sueño de mi vida y lo pude cumplir."Molinari mira hacia atrás en su trayectoria personal y cae en la cuenta de que, en definitiva...

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