Un triunfo de oro

Sufrió la gota gorda River. La verdad, no le salía una. Sufría contra un equipo descendido. Hasta que saboreó una pelota detenida. Hasta que aprovechó un regalo increíble. Y en nueve minutos (entre los 23 y los 32 del segundo tiempo), superó a Argentinos. Ganó, al fin, de visitante. Y quedó a tiro del campeonato. En una noche oscura, salió la luz más intensa. Ahora, depende de sí mismo: si gana, será campeón.No le resultó sencillo el desarrollo a River. Primero, porque suele costarle los desafíos lejos de casa, no se siente cómodo como en el Monumental. Segundo, porque el césped pesado sólo tuvo como cómplices respuestas a Villalva y Lanzini, los más veloces. Y tercero, porque en la última línea sufrió algunos contratiempos. Lo llamativo es que el adversario, pobre y frágil, apenas marcó siete tantos en el torneo.El problema principal resultó Juan Ramírez, por momentos, indescifrable para Mercado y sus lugartenientes. Un tímido remate de Villalva, evitado en la línea por Barisone, luego de una buena acción individual, y un lejano disparo de Lanzini, enviado al córner por Nereo Fernández resultaron los mejores intentos durante la primera mitad. Poco, verdaderamente.A River, en realidad, le resultó complejo el escenario: un rival sin presiones y una cancha complicada, pequeña para las aspiraciones millonarias. Tanto fue así, que en la parte final...

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