Los tres mitos que engañan a la política

Ninguno de los candidatos me representa, se sincera "el Chino" Navarro. Scioli es un neoliberal conservador y Randazzo es un Judas malparido que traicionará a Cristina, agrega Luis D'Elía. Y Mariano Recalde remata: "No estoy con ninguno de los dos, soy kirchnerista". El líder del Movimiento Evita, el piquetero oficial y el delfín de La Cámpora se atreven a decir en voz alta lo que el resto de sus compañeros callan por miedo o prudencia táctica. Y la verdad es que hoy resulta bastante difícil imaginar a Carta Abierta celebrando con euforia y banderitas en el Obelisco la noche estrellada en que acaso triunfe un simpático heredero de Menem, que es capaz de desandar muchas de las políticas oficiales y hacerse el nudo de la corbata con una sola mano. Esta incomodidad militante, que la Presidenta quizás intente atemperar con una candidatura testimonial en busca de fueros, echa por tierra el extendido mito según el cual este ciclo histórico continúa después de diciembre. Si llegara eventualmente a triunfar quien por ahora encabeza las encuestas, no estaría ganando el kirchnerismo, sino un candidato con relato propio, que tiene la lógica de una celebridad, planes muchas veces antagónicos al Gobierno, y que sin dudas impondría desde la máxima posición una nueva cultura política. El principal argumento en contra de esta evidencia, enarbolado tanto por cristinistas como por opositores, está a su vez basado en un segundo mito, según el cual este ajedrecista naranja se encontrará inexorablemente condicionado por Cristina Kirchner, sus socios capitalistas y los jóvenes guerreros que ha infiltrado en la burocracia estatal y en el Congreso. La idea de que los empleados lograrán ponerle palos en la rueda al patrón que firma sus sueldos, que dispone de sus destinos, congelamientos y ascensos, y que tiene la facultad vía decreto para despedirlos de inmediato es difícil de creer. ¿De quién deberá cuidarse Scioli, de UPCN? En cuanto a los empresarios fabricados desde el poder, todos ellos necesitan para sobrevivir y crecer no contrariar mucho al Poder Ejecutivo. Hasta los capitalistas del juego son vulnerables a un cambio de legislación o a una mínima modificación de las normas dictada en Balcarce 50 durante una tarde de hastío. ¿Quién podría paralizar los proyectos del nuevo presidente? ¿Los legisladores? Algunos. La mayoría, sin embargo, dependerá en buena medida de sus jefes políticos territoriales, y no hay gobernador ni intendente en la República que no se...

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