Los tres grandes que abrieron la tradición

Los burreros de hoy, aseguran en Palermo, tienen entre 35 y 55 años. Eligen un hipódromo y el resto de las carreras las siguen desde alguna agencia que las transmite online. De los viejos, los que iban de San Isidro a La Plata y de La Plata a Palermo, cada vez se ven menos.

Con bastante menos público que en la era dorada de los 50, los hipódromos aún conservan muchas costumbres. Cada final de una carrera se grita hasta desfallecer. Los caballos llevan peinados de peluquería y los jockeys visten chaquetas como para un desfile. Y en cada premio los hombres se visten con traje y las mujeres, de largo y con capelina.

Los tres que inauguraron la tradición del turf en el país son Palermo, San Isidro y La Plata.

El más antiguo es el de Palermo, inaugurado en 1872. En sus palcos sufrieron desde Hipólito Yrigoyen hasta Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Tiene más de 500.000 m2 y la pista principal es de 2400 metros. Hoy en la villa hípica viven permanentemente 1000 caballos. La Confitería París, de 1912, es un símbolo de Buenos Aires; dos de sus habitués eran Ernesto Sabato y Carlos Gardel, un fanático del turf. Lo homenajeó con "Por una cabeza" y "Leguisamo solo", en honor a Irineo Leguisamo.

El...

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