La trastienda y el show de un artista legendario

RÍO DE JANEIRO.- Matogrosso mira el teatro vacío como si estuviera lleno. Recorre el escenario, como un león dominando su propio terreno. Samba. Da vueltas sobre su eje. Estira los brazos con plasticidad. Se pierde con la mirada en un punto imaginario. La banda repasa cinco temas. Es la prueba de sonido y faltan dos horas para el concierto. "Este show lo hacemos hace mucho pero nunca estoy en automático", cuenta. Ney se entrega como si estuviera en medio de la función. De golpe se sienta en el fondo, solitario, en un trono espejado como si fuera el rey de su propio reino. Ney no quiere gobernar a nadie. Ni quiere que lo gobiernen. Vive en un territorio libre donde siente que puede hacer lo que quiere. Todavía sueña con un mundo donde todos pueda ser tan libres como él. "Todo mundo tem direito à vida. Todo mundo tem direito igual", canta, ruge como un león, en "Rua do pasagem", el tema de Lenine, incluido en su último disco Atento aos sinais (2013), que forma parte de las diescisiete canciones que conforman su espectáculo.

Cuando termina de probar sonido se pone una bata blanca y cuenta la historia de cómo conoció a Piazzolla en este mismo teatro. Trabaron amistad y Ney Matogrosso terminó grabando en Roma un simple con el bandoneonista, que venía con su primer disco Água do Céu-Pássaro (1975), donde tocaba, también, el guitarrista argentino Claudio Gabis de Manal. Repasa otras experiencias en teatros donde tuvo situaciones extrañas. "Una vez tuve una sensación de desdoblamiento cantando en un teatro de Portugal. Fue muy loco porque nunca había sentido eso. Era como que ya había estado allí y todo se estaba repitiendo".

El escenario es el hábitat natural de Ney Matogrosso. Dice que otra parte de él se despierta. "Yo pensaba en un momento que era esquizofrénico, que tenía doble personalidad, pero después entendí que no, que es un lado mío que se libera en los shows. Quizás sino hubiera sido artista, esa otra persona hubiera vivido reprimida dentro mío. Pero cuando me hice artista ese lado se liberó y apareció en el escenario".

Su asistente personal va y viene con el vestuario.Es el mismo que al término del concierto esperará pacientemente con una vaso de agua y unos fibrones a espaldas de Ney. "A veces son tres horas saludando a la gente", dice. El concierto comienza cuando Ney llega a la sala y termina cuando se va. "Tengo una hora para prepararme", dice para terminar la charla y cierra las puertas de doble hoja con cierto misterio.

Será la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR