Entre traiciones e internas, la auténtica grieta

El presidente Alberto Fernandez encabezó un acto en Tecnópolis

La frase generó el ruido de una piedra contra un tonel de lata. "Yo no voy a traicionar a Cristina, a Máximo, a Massa, ni a ninguno de ustedes". Los criptólogos del oficialismo salieron a rastrear las razones que detonaron esa aclaración sorpresiva de Alberto Fernández . En la Casa Rosada la atribuyeron a una casualidad discursiva. Para el kirchnerismo se trató de un mensaje interno .

En los días previos, habían circulado entre ellos comentarios sobre la incomprensible defensa del Presidente a la docente que maltrató a un alumno en plena clase, un murmullo cargado de sospechas. Después vino el operativo reelección, que surgió improvisadamente en boca de Jorge Ferraresi , pero al que se sumaron varios albertistas. En otro contexto hubiesen sido detalles; en el clima de desconfianza que hoy reina en el Frente de Todos (FDT), casi una conspiración para emanciparse. "El clima está muy raro ", resumió un meteorólogo de la coalición.

Alberto Fernández preparó ese acto de Tecnópolis como un unipersonal. Hizo llegar el mensaje a las huestes de Cristina, de Máximo y de Massa para asegurarse de que no estuvieran. Algunos dicen que intentó hacer lo mismo con Axel Kicillof , pero que el gobernador se resistió con un argumento histórico: nunca puede estar ausente cuando el presidente hace un acto en su territorio. Es un principio tribal que se respeta. Sin embargo, no habló y siguió al único orador sentado debajo del escenario. "Alberto quería recomponer su imagen ante la militancia; buscó armar un acto para dar un mensaje hacia adentro" , explicó un operador del kirchnerismo. Un funcionario aportó además una lectura semántica muy interesante: "Cada vez que Alberto se define internamente, lo hace por la negativa. No voy a traicionar; no me voy a pelear con Cristina; no soy un títere ni un autoritario. Eso denota una dificultad para exponer lo que representa en términos positivos y mirar para adelante".

Cristina Fernández de Kirchner en el plenario en el Estadio Único de La Plata para delinear los ejes de la campaña electoral del Frente de Todos

La anécdota de la traición refleja la enorme tensión subyacente en el oficialismo por la secuencia de episodios que se inició con el cierre de listas, siguió con el Olivosgate y se coronó con una serie de errores discursivos, como los de la suiza Sabina Frederic . Y esa tirantez tiene un eje dominante: si Fernández tiene que cambiar o no de equipo, de dinámica, de discurso . El kirchnerismo duro está convencido de que es imperativo que lo haga, aunque se gane la elección. Incluso alguno sostienen que Cristina ha llegado a sugerir que si tienen que perder para que cambie de postura, será un costo a pagar . Massa comparte la opinión de que hay reformular, pero lo hace más persuasivamente. Esta semana almorzó dos veces con el Presidente. Después del acto de Tecnópolis y el viernes otra vez, donde trató...

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