Cuando todo parece desmoronarse

Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Andrés Larroque

Una guerra civil amenaza al kirchnerismo . La situación de implosión que vive la pandilla gobernante es tan alarmante que exhibe casi obscenamente la falta de liderazgos no solo en el cristinismo, sino también en el peronismo en general . Conviene poner la lupa en las palabras del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández , porque éste es un peronista que jamás nadará en contra de la corriente mayoritaria de su partido. La Cámpora, otrora todopoderosa, está desesperada : se contradicen sus dirigentes, atacan a Sergio Massa (quien era su aliado hasta hace poco) y colocan al país a un paso del abismo cuando reclaman una ruptura con el Fondo Monetario. Cristina Kirchner se ocupa de la humano y de lo divino en discursos académicos , pero es incapaz de imponer cierta disciplina entre los dirigentes de su facción. Alberto Fernández resiste sentado , como un Buda, pero por primera vez desoye la orden cristinista de que vuelva a casa cuando concluya su actual mandato.

Es difícil imaginarlo a Aníbal Fernández deslumbrado con el otro Fernández, el Presidente. Conoce sus limitaciones y sus errores, pero la defensa del jefe del Estado es un buen pretexto para hacer lo que considera oportuno: castigar al cristinismo e incluso a su jefa y al hijo de la jefa . Es cierto también que Aníbal Fernández fue, como buen peronista, cuidadoso con los presidentes peronistas. Ahí está su historia: fue sumiso con Carlos Menem , con Eduardo Duhalde y con Néstor y Cristina Kirchner . Aníbal Fernández merodea y frecuenta al peronismo. Fue intendente de Quilmes y vive en Lomas de Zamora; el conurbano es su lugar en el mundo, desprolijo y caótico. Los viejos y los nuevos intendentes peronistas hablan con él más de lo que se sabe. Con el argumento de la inseguridad, que no resuelve ni él ni nadie, también parlotea seguido con los gobernadores peronistas.

Con Alberto Fernández tiene un historia de celos y de amores sucesivos . Celaba de él cuando el actual presidente era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Aníbal era el ministro del Interior. Pero nunca rompió. El Presidente lo rescató en 2020 de la nadería que detesta cuando lo nombró interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio. Poco, pero peor es nada. Aníbal venía de perder unas elecciones de concejal en Pinamar. Perseveró hasta que Alberto Fernández lo encumbró en el cargo que tiene ahora, un atril que convirtió rápidamente en la defensoría permanente del...

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