Todavía hay que sufrir cortes de luz

En los últimos días, y en medio de una ola de calor, llegó a haber más de 100.000 usuarios sin energía eléctrica en la Capital y el conurbano. Posiblemente los cortes de luz sean la carencia más molesta para quienes dependen de la red pública. Sin electricidad, además de la iluminación, se pierde el agua, el ascensor, la heladera y todos los electrodomésticos. Los inconvenientes se agravan en los casos de familias con bebés o adultos mayores o personas con capacidades diferentes, al igual que en aquellos comercios que expenden productos perecederos, cuyas pérdidas suelen ser irreparables. Cuando el corte alcanza el alumbrado público se afecta más severamente la seguridad. En todos los casos la queja de la gente emerge rápidamente y se potencia cuando la respuesta de la compañía eléctrica no aporta precisión o solución.

Cuando la duración del corte se prolonga aparecen los piquetes y los cacerolazos. Así ocurrió recientemente en zonas del Gran Buenos Aires, como Valentín Alsina, partido de Lanús, en donde se registraron situaciones de alrededor de una semana sin fluido eléctrico. Salvo cortos períodos en los cuales las empresas pusieron grupos electrógenos al servicio de las familias más perjudicadas, en la mayoría de los casos la cooperación provino de parientes y amigos.

Los cortes tienen distintos orígenes. Una causa estructural es la insuficiencia de capacidad de generación eléctrica frente a picos de demanda. Otra más accidental son las fallas y los desperfectos en los sistemas de transmisión y distribución. Han sido muy comunes las fallas de transformadores que no cuentan con su back up de reemplazo automático por habérselo canibalizado. Las fallas de distribución suelen ser sorpresivas y, por lo tanto, más perjudiciales. Los cortes por déficit de generación son más previsibles y sujetos a programación, pero no por ello menos molestos. También ha habido cortes por accidentes externos al sistema eléctrico. Por ejemplo, el provocado el 4 de enero, cuando una tunelera dañó una terna de alta tensión en Villa Soldati, que dejó sin energía a ese barrio porteño, al igual que a los de Liniers, Pompeya, Caballito, Constitución, Flores, Villa Lugano y Mataderos, y a zonas de los partidos bonaerenses de Almirante Brown, Lomas de Zamora, Avellaneda y Berazategui.

Cualquiera que sea la causa, el origen real de las fallas debe encontrarse en la insuficiencia de inversiones durante un período prolongado. Así ocurrió claramente en nuestro país a...

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