Toda la casa para ellos

Pasada la medianoche del domingo, Martín Basile puso Netflix para ver una película que le había recomendado un amigo. Tenía reuniones de trabajo agendadas para ese lunes que aún no despuntaba, pero con la casa a su disposición y sin más horarios que respetar que los suyos, decidió empeñar unas horas de sueño para ponerse al día con pelis pendientes. "Vi Ted y no me gustó, así que seguí con Slumdog Millionaire, que hacía mucho tiempo quería ver, y me fui a dormir a las 4 de la mañana", cuenta Martín, de 35 años, quien, después de pasar unos días con su familia en Aguas Verdes, volvió solo a Buenos Aires para retomar sus responsabilidades laborales mientras su mujer y sus hijos siguen, todavía, disfrutando de la playa y el mar.

"Nos fuimos el 30 de diciembre, y ellos se quedan allá durante todo enero. Yo volví el domingo último y me quedo en Buenos Aires hasta fin de mes, ahí me vuelvo a ir para estar con ellos los últimos días", agrega Martín, que por estos días divide su tiempo entre su empresa de desarrollo de aplicaciones móviles Trentosur, el trabajo en su compañía de torneos de golf Trendingolf y el monitoreo de las refacciones en curso en su hogar, pero también en pequeños placeres, como ver películas o juntarse con amigos a comer un asadito en un día de semana. Para Martín, "son minivacaciones en Buenos Aires, aunque esté laburando o haciendo cosas".

El disfrute, dice, se encuentra en la no planificación: "Como a cualquier hora, en cualquier lado, cuando tengo hambre; cuando tengo sueño, duermo, y así es como hoy almorcé a las 5 de la tarde y el otro día, que me acosté a las 4, al día siguiente me levanté al mediodía, una hora y media antes de la reunión de trabajo que tenía -explica-. Voy planificando sobre la marcha las cosas que tengo ganas de hacer en los huecos de tiempo que me quedan en el laburo".

Los pequeños placeres de la versión masculina adulta de Home Alone (Mi pobre angelito) abarcan una multiplicidad de escenas mucho más tranquilas, personales y claramente menos bulliciosas que las que acompañan a los estereotipos del varón que aprovecha la ausencia de su familia para dar rienda suelta a los instintos contenidos, y que en España, por ejemplo, han consolidado la expresión "estar de Rodríguez", en alusión al hombre que aprovecha que su esposa está de vacaciones para embarcarse en aventuras extramatrimoniales (expresión que incluso fue adoptada por Andrés Calamaro y Ariel Rot para, en los noventa, dar nombre a su célebre...

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