Timerman prefirió dejar atrás los enfrentamientos

CANNES.- El canciller Héctor Timerman había terminado una conferencia de prensa con los medios argentinos, armada a las apuradas. Mientras se acomodaba sus anteojos y se retiraba por el lobby del hotel Majestic, donde se hospedó la comitiva, le preguntó al secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, qué le habían parecido sus palabras. "Tranquilo, estuviste bárbaro, bárbaro", lo alentó.La reunión con Barack Obama, que tanto había buscado Cristina Kirchner, lo tuvo algo intranquilo. Nadie tiene señales sobre el nuevo gabinete y el resultado de este encuentro era para él una prueba de fuego.El funcionario había sido quien, en persona y con un operativo espectacular que incluyó cámaras de televisión y medios, había encabezado la incautación del material militar de los Estados Unidos en febrero pasado, cuando arribó un avión de matrícula norteamericana a Ezeiza.Aquel episodio agravó a tal punto la relación con la Casa Blanca que el propio Barack Obama se había quejado en una entrevista por lo que había pasado, cuando estuvo de gira por la región, en la que excluyó a la Argentina y privilegió a Brasil, Chile y Honduras.Ayer, Timerman debió sentarse a la mesa junto al presidente demócrata. Y a la hora de responder a la prensa sobre aquella queja, se lo notó incómodo...

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