Tiger: envuelto en sus dudas y con un horizonte incierto

Cualquier amante del golf se resiste a creer que este Tiger Woods, el que firmó 85 golpes (+13) el último sábado en el Memorial Tournament, será el que tendremos hasta el día de su retiro. Es difícil imaginar que esta versión borrosa del ex Nº 1 del mundo sea la definitiva. No puede ser verdad, trátandose de un hombre que obligó a cambiar los parámetros de este deporte porque todo parecía demasiado fácil para él. Ganador de 14 Majors, entre 1997 y 2008 impuso la Tigermanía y abrumó a sus rivales con un juego arrollador, la combinación perfecta entre la fortaleza y el toque preciso. Talento puro.

Qué diferente es todo hoy. Lo curioso es que Tiger sigue generando un gran magnetismo, aunque sea por todo lo malo que demuestra en el campo. Dublin, Ohio, fue testigo de su cadena de tropiezos. El sábado, el público se restregó los ojos al observar sus 6 bogeys, 2 dobles bogeys y el cuádruple bogey en el hoyo 18. Con esos 85 golpes, el californiano logró lo que parecía imposible: superar la peor vuelta de su carrera, aquellos 82 que había empleado en enero pasado en el Phoenix Open.

Por haber caído a lo más bajo del tablero tras la tercera vuelta, y debido a que el número de jugadores que superó el corte clasificatorio fue impar, Tiger salió ayer sin compañero de grupo. Absolutamente solo, todo un símbolo de su realidad. En esa caminata introspectiva que arrancó a las 8.10 cumplió con cada ritual: arrojó briznas de hierba al aire para juzgar el viento y se agachó para leer putts importantes. Incluso sacó una bandera por su cuenta porque su caddie estaba ocupado en rastrillar un búnker. "Sólo porque estoy en el último lugar no cambiará mi forma de jugar al golf. Ya sea en el primer o último día, no importa, juego al máximo", aclaró. Vaya paradoja: lució su camisa polo de color rojo, la ganadora, la que vistió en la mayoría de sus grandes gestas.

Hace rato que el mundo del golf se pregunta por el futuro de Tiger, sobre todo luego de la irrupción de Rory McIlroy y la reciente embestida de Jordan Spieth, campeón del Masters en abril. Y en lugar de haber respuestas, se siguen apilando interrogantes alrededor de su figura. La distancia que separa al californiano de los dos mejores del mundo es abismal, tanto en el juego como en los números, ya que aparece en el 172° lugar del ranking mundial. ¿Cómo cifrar esperanzas en él, si se lo compara con el imperio que construyó durante años con magia y mentalidad granítica? El único dato positivo de la temporada...

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