Una tierna historia de amor prohibido en el campo

Desde mis ojos, una zambita cruel / Idea, libro y dirección: Juan Álvarez Prado / Música: Franco Moretti y Hernán López Sosa / Intérpretes: Patricio Witis, Julián Rubino, Celeste Sanazi y Mariano Muente / Coreografía: Florencia López Mañan / Escenografía: Alocarte / Producción ejecutiva: Fiorella Costadoni / Funciones: lunes, a las 21, en Gargantúa, Jorge Newbery 3563 / Duración: 95 minutos / Nuestra opinión: buenaJuan Álvarez Prado ya dejó una huella firme y delicada en el musical alternativo con esa belleza a la que llamó Embarazados, ecografía de una espera. Esta vez, en la misma línea, sin demasiadas pretensiones, creó una historia tan dulce como sentida, situada en el campo. El creativo se atrevió a correr hacia el lado opuesto que marcha la mayor parte de los hacedores de musicales. Por lo pronto, se fue al pasado argentino, a 1950, creó personajes poco habituales al género como paisanos y animales, y optó por una partitura bien ligada a lo folklórico. Es decir, nada de glamour, ni sofisticación, ni lentejuelas, ni "dubi-dubi". Eso, ya de por sí, se agradece doblemente.La historia gira en torno a un amor prohibido, en un marco conservador, en una época donde las estructuras no podían quebrarse. Lucas llega desde la ciudad a instalarse en la casa de su tío. Allí se topa con su prima adolescente, trabajadora campestre, rígida y de mal carácter. Logra modificarla y se enamoran; una pasión prohibida que podría significar una tragedia. El título de la obra, Desde mis ojos... se debe a que el relator de esta historia es nada menos que un caballo "retobao". El noble animal no es fácil de domar y le...

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