De otro tiempo. Fue vicepresidente, crearon la jubilación de privilegio para ayudarlo, pero la rechazó y murió en la pobreza

El retrato de Elpidio González, un político que rechazó privilegios

En los tiempos que corren, cuando la sociedad está ávida de buenos ejemplos, parece mentira que hubiera existido en la historia de nuestro país un político como Elpidio González.

Dejó la función pública con las manos vacías. En realidad, estaba lleno de deudas. Según crónicas de la época, cuando asumió la vicepresidencia de la Nación, en 1922, declaró un patrimonio de 350.000 pesos... y en el momento que dejó la política, en 1930, debía 65.000 pesos. Como no pudo saldar sus compromisos, le remataron su casa, en la calle Gorostiaga.

El cierre de su carrera política fue bastante más traumático: era ministro de Guerra el 6 de septiembre de 1930 cuando el general José Félix Uriburu dio el primer golpe de Estado de la historia argentina. Elpidio González terminó preso, durante dos años, en la isla Martín García.

Cuando recuperó la libertad, sin hogar, se mudó a una pensión de la Avenida de Mayo. No tenía trabajo. Su amigo Germán Ortkras, fundador de Anilinas Colibrí, le ofreció empleo. Elpidio González, que no estaba casado ni tenía hijos, cuya única familia había sido madre, que para ese entonces había fallecido, aceptó la propuesta.

Yrigoyen, Alvear y González, en 1925.

Había sido, durante quince años, un protagonista de la alta política argentina. Ocupó distintos cargos: también fue ministro de Interior, jefe de la policía porteña y vicepresidente de la Nación durante la gestión de Marcelo T. de Alvear. No era un improvisado: había estudiado Abogacía en Córdoba, donde abrazó los ideales del radicalismo. Sin embargo, de pronto, se convirtió en vendedor ambulante.

Las crónicas de la época sostienen que era común verlo, con su traje negro raído y su barba blanca, recorriendo el barrio de Once. Cerca del Congreso, donde alguna vez ocupó una banca, vendía anilinas, betún para zapatos, ballenitas y cordones. Su caso fue tapa de la revista Ahora en 1935.

Cuando González se desempeñó como vicepresidente de Marcelo T. de Alvear, entre 1922 y 1928, rechazó tener sueldo porque consideraba que estaba mal cobrar por algo para lo que el pueblo lo había elegido.(Caras y Caretas)

Un encuentro casual con el diputado nacional Adrián Escobar disparó el nudo de esta historia. El legislador se conmovió al ver la situación en la que se encontraba el exvicepresidente: el hombre que había participado de las decisiones más importantes del país y había recibido al príncipe heredero de la Corona...

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