Tevez no entiende de liderazgos

Ante el miedo, ante el peligro, se deja de trabajar en equipo. Como si se tratase de un natural gesto defensivo, muchos empiezan a pensar a título personal. Carlos Tevez suele hacerlo. Lo demostró cuando era joven e inexperto. Y lo mantiene a los 31 años. Las incendiarias declaraciones del delantero tras perder con Racing, señalando principalmente a sus compañeros expulsados, sólo siembra tembladerales internos cuando Boca reclama serenidad para cerrar con éxito el torneo. La sinceridad y la frontalidad, sin duda valores, contrastan con el sentido del oportunismo y de la discreción. Entender los momentos también es una cualidad del líder. La autocrítica resulta vital, pero algunas lecturas reclaman el refugio de la reserva. La sagacidad de la prudencia. Públicamente se vuelven arrebatadas confesiones. Espléndidas para el circo, pero inflamables para el latido íntimo de cualquier grupo.

Tevez invade espacios que seguramente no le gustaría que le pisotearan. ¿Qué hubiese sentido si, tras la infracción que fracturó al pibe Ham, el plantel xeneize ante los medios lo hubiera acusado de temerario e imprudente? No desleal, pero sí inconsciente, porque la lógica expulsión que tendría que haber recibido lo hubiese marginado del torneo por varias fechas. Con el natural perjuicio futbolístico para Boca, porque que quede fuera de discusión que es un crack.

¿Y si cuando en los minutos finales del partido de la selección ante Ecuador lo hubiesen expulsado por la patada que le lanzó desde atrás a Achilier? Otra acción torpe y condicionante, que podría haber dejado a la Argentina sin N° 9 para visitar a Paraguay. ¿Qué pasaría si sus...

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