El tercer baño

Una de las novedades de los últimos años, pero que ha cobrado fuerza mediática más recientemente, sobre todo por disposiciones adoptadas en universidades nacionales, ha sido la del tercer baño, o baño unisex. Ninguna otra novedad ha habido, en términos paralelos, sobre campañas de educación pública enderezadas a persuadir a la población, incluida la estudiantil, de que todos nos sentiríamos mejor si el estado de higiene y profilaxis de los baños en los ámbitos de enseñanza regular, en las estaciones de servicio, estadios deportivos, cafeterías y restaurantes, por mencionar sólo algunos recintos, transmitiera una mayor sensación de que no vivimos en una sociedad con personas embrutecidas.

La limpieza y el respeto por los demás, comenzando por esa misma sensibilidad encarnada en uno mismo, que se advertiría en la conducta de los responsables de locales públicos si los dotaran permanentemente de agua, papel y jabones, no está entre las prioridades de lo que se debate. Decididamente no, aunque los baños públicos resulten con harta frecuencia de tan pavorosa mugre y abunde el número de las personas que prefieren contener urgencias fisiológicas antes que entrar en cubículos de aspecto y sustancia cavernarios.

En nombre de la unidad de género, cuya invocación suele inflamar en sus extremos a las conciencias más abiertas al cambio por el cambio mismo y a la destrucción de cuanto se halla establecido desde antiguo, se ha llegado a categorizar el tema de los baños unisex con declaraciones como ésta: "Es una buena forma de romper con la lógica biologicista y binaria que separa entre varones y mujeres".

Fuera de lo que se argumente, nada hay de original. El asunto de los baños unisex constituye desde hace bastantes años una realidad en casas de estudios de Europa, Canadá y los Estados Unidos. Por contraste, hay opiniones en disidencia y hasta en silencio. Por ciudades de España Valencia, Madrid alguna organización cuyo origen desconocemos hace circular una furgoneta naranja en cuyos costados se observan, con el diseño habitual utilizado a la entrada de espacios restringidos según el sexo, un niño y una niña. Y extendido sobre ambos laterales del vehículo se puede leer el mensaje que sigue: "Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva". Eso es lo que se sabe desde Adán y Eva, y que en nada desmiente el Libro de los Libros: la Biblia.

La ley de igualdad de género, sancionada en 2012, ha establecido, en términos...

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