Los tentáculos intocables de Martín Insaurralde en los rincones del poder

Martìn Insaurralde

Axel Kicillof dejará intacta la estructura de poder que construyó Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires a través de sus contactos con el mundo del juego y los grifos subterráneos de la recaudación política . Como un cuerpo que se mantiene vivo tras la decapitación, el sector de Insaurralde operó febrilmente en los últimos días para sobrevivir al escándalo.

La política bonaerense es reacia a los cambios porque se solidificó con favores compartidos durante décadas, que entrelazan a sectores del oficialismo y la oposición. " No tenemos certezas de que exista una matriz de corrupción ", respondió el viernes un colaborador de Kicillof para justificar que los cambios se reducirían a la eliminación del cargo de jefe de Gabinete. La gobernación intenta presentarlo como un error individual. La prioridad es la elección. Pero el rigor del vendaval que desató el escándalo de las exhibiciones de lujo de Insaurralde en el yate Bandido se muestran impredecibles, porque toma fuerza desde la acumulación de malestar social y el reacomodamiento de las fuerzas políticas de la Argentina.

Las ramificaciones de los operadores, socios y aliados de Insaurralde siempre apuntaron a lugares de fuerte recaudación o de control dentro de la estructura estatal. Muchas veces son lo mismo. Ocupar un organismo de control es como comprar una cabina de peajes. Omar Galdurralde , designado por el marinero de Marbella en el Instituto del Juego de la provincia, seguirá en su cargo. Kicillof no tiene, por ahora, vocación de removerlo.

Omar Galdurralde, presidente de Loterías de Buenos Aires, con Martín Insaurralde

Galdurralde apareció siempre entre los primeros nombres que pidió Insaurralde a cada paso en su carrera. Es una pieza clave de su andamiaje. A principios de los noventa, el negocio del juego se entrelazó con la política bonaerense cuando Eduardo Duhalde puso bajo la órbita del gobernador a los presidentes del Instituto Provincial de Lotería y Casinos. Allí, Duhalde nombró a un político de su extrema confianza, Omar Rossi , quien poco tiempo después tendría como secretario a un joven ambicioso de nombre Martín Insaurralde. Cuando Rossi abandonó la intendencia de Lomas de Zamora de forma intempestiva, Insaurralde se quedó con el lugar. Para entonces, el negocio del juego se había multiplicado como una epidemia en la provincia con la explosión de bingos y tragamonedas; y la política se había vuelto cada vez más dependientes de sus aportes...

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