Los temblores de Merkel abren el debate: hasta dónde es privada la salud de un líder

PARIS.- Los episodios se repiten con una frecuencia preocupante. Sin embargo, para la mayoría de sus conciudadanos, la salud de , que hoy festeja sus 65 años y desde , "es una cuestión exclusivamente privada".Por segunda vez consecutiva, la canciller alemana permaneció ayer sentada al recibir a un dirigente extranjero mientras sonaban los acordes de los himnos nacionales. Esta vez fue en presencia de la primera ministra moldava, Maia Sandu. El jueves pasado, había ocurrido en presencia de su homóloga danesa, Mette Frederiksen.La mujer más poderosa del mundo, que dirige los destinos de Alemania desde hace 14 años, intenta de esa forma conjurar que se repitan los incontrolables temblores que ya la aquejaron tres veces seguidas en tres semanas durante las ceremonias públicas, que han llevado al planeta a interrogarse sobre su estado de salud y reabrieron el debate de hasta dónde la salud de un líder es información pública o privada. Para ella y su equipo, sin embargo, "todo está bien". Y para el 59% de los alemanes, esas convulsiones corresponden "a la esfera privada" de la canciller, según un sondeo del Instituto Civey. Solo el 34% considera que su salud es una cuestión de interés público y pide que publique un boletín médico detallado.Al descubrir esos resultados, Merkel habrá pensado sin duda que la encuesta valida su propia estrategia de comunicación, ya que hasta el momento la canciller ha sido considerablemente evasiva sobre el origen de esos temblores.Merkel atribuyó el origen de esos episodios primero a una deshidratación, y después a sus secuelas psicológicas. Interrogada varias veces, la canciller aseguró ser consciente de sus responsabilidades. "Pero además también tengo todo interés en estar bien de salud y cuidarme", dijo.Sus respuestas no sorprendieron a nadie. La escueta comunicación de Merkel, que siempre defendió el respeto a su privacidad, no solo es perfectamente fiel a su naturaleza, sino que los sondeos acaban de demostrar que la canciller también está en la misma longitud de onda con la cultura alemana en la materia."En la república federal es de buen gusto no especular públicamente sobre la salud de sus dirigentes políticos", comentó el semanario Der Spiegel. En ese país, en realidad, la historia de los cancilleres está plagada de pequeñas mentiras."Cuando Helmut Khol fue hospitalizado para una operación de rodilla, su entorno pretextó 'un resfrío'. La excusa estándar de un canciller enfermo", ironizó el diario Der...

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