El Teatro Colón cerró el año en el Rosedal

El cerró el año ayer a la tarde con un al aire libre que unió la popularidad con un programa bastante exigente, a la altura de las circunstancias.La cita fue, desde las 18, en el Rosedal, con la participación de la Orquesta Estable y el Coro Estable del teatro.El tiempo, este fin de semana, ayudó y cientos de vecinos se acercaron para escuchar un repertorio muy variado, con Enrique Arturo Diemecke como director musical, y Miguel Martínez a cargo del coro. Hubo 200 artistas del teatro en el escenario, que lograron convocar casi 20 mil asistentes en Palermo. El público ocupaba varias cuadras por la calle Infanta Isabel.La función al aire libre empezó bien vienesa, con la obertura de El murciélago, el Vals Emperador, de Johann Strauss II, la obertura de La viuda alegre, de Franz Lehár, Tritsch-Tratsch-Polka, Op. 214, nuevamente de Johann Strauss hijo, la obertura de Reina espadas, de Franz von Suppé.El vals es también una especie de fenómeno sociológico. Entre los muchos versos famosos de El murciélago, hay dos que son con justicia los más citados: Glücklich ist, wer vergisst/ Was doch nicht zu ändern ist (Es feliz quien aprende a olvidar/ lo que no puede cambiar). Esas palabras escasas encierran una definición completa de la Viena en tiempos de los Strauss. La felicidad vienesa es una felicidad que parece haberse impuesto a la tragedia y, por lo tanto, no del todo diáfana, sino más bien reticente y amenazada por recuerdos. Lo que domina en el vals es la gravedad de lo frívolo. Esas palabras son tan atemporales que caen bien en cualquier época, y...

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