Tame Impala no pierde el tiempo y arma un artefacto casi perfecto

Nuestra opinión: muy buenaCuenta Kevin Parker que siempre fue una persona nostálgica, relacionada invariablemente con el pasado: "Cuando era adolescente guardaba todos mis teléfonos móviles viejos. También unas cuantas piedras y un trozo de árbol que había en una casa que alquilé una vez. Creo que con tantas mudanzas perdí casi todas esas cosas, apenas me quedan una caja con algunos teléfonos y otra llena de frascos de desodorante vacíos". Pero lo más interesante del caso, sobre todo en atención a su obra, es que ese vínculo con lo que ya pasó (reflejado de manera evidente en la letra del flamante track "Lost in Yesterday", donde sobrevuela orgulloso el fantasma de Daft Punk, instalado también en "Is it True") no obturó el desarrollo de otros lazos con el presente y con lo que viene. De eso se trata un poco The Slow Rush, el nuevo álbum de Tame Impala, la banda que lidera este australiano que se ha transformado en menos de diez años en una de las estrellas más brillantes del pop contemporáneo: pasado, presente y futuro hilvanados con elegancia por un arquitecto sonoro voraz y dueño de una gran inventiva.Parker es un galán codiciado, luce siempre fresco y casual, sabe de memoria cómo explotar su perfil melancólico y consiguió llegar al tope de la programación de los grandes festivales internacionales sin perder el favor de la crítica especializada y despertando, también, el interés de colegas de la talla de Kanye West, Lady Gaga y Mark Ronson. Su receta es el crossover sofisticado de diferentes tendencias de otras épocas -el sonido limpio de Fleetwood Mac, el punch irresistible del laboratorio de Quincy Jones en los hits de Michael Jackson, la psicodelia de los 60 que revivió con...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR