El sustento de los nombres propios

Habrá que detenerse en las palabras de Simeone. Dice que en la Argentina no se puede jugar bien. Y aconseja entregarse a la Liga de España en busca de un regocijo para los ojos. Habrá que creerle. Racing se mueve dentro de esos parámetros: gana y se sostiene en los primeros lugares. Pelea, traba y, más que jugar bien, busca el gol con el peso de sus individualidades. Aquellas de las que Olimpo carece: por eso los saludables intentos se consumen sin fuerza.Racing tiene a Gio Moreno y Teo Gutiérrez, entre un puñado de buenos jugadores. Juntos, una noche, y por primera vez. No todo se resume en ellos, pero sí buena parte de lo hecho y, sobre todo, de lo que se hará...Lo de Moreno se ve en un par de amagos, en apenas unos toques que parecieron pasos de ballet. Eso es lo suyo: la estética al servicio del equipo. A veces puede conjugarse con el vértigo que Simeone busca en sus equipos. De a ratos, deliberadamente, le da al juego una pausa reorganizadora; se vuelve un interruptor para la línea del juego eléctrico que baja el cuerpo técnico. Ritmo: sólo precisa algo más de resistencia física después de la larga lesión. Incluso, estuvo cerca del gol, pero Tombolini lo frustró después de un zurdazo.Lo de Gutiérrez se traza con un línea recta al arco. Siempre busca la red y se vuelve difícil pararlo en velocidad. A lo sumo, como después de aquel pase de Licht, no quedará más alternativa que derribarlo, como hizo Tombolini -aunque al principio pareció una falta dudosa- dentro del área. El goleador definió con un tiro que pegó bien arriba y entró. Al límite, pero preciso, justo. Insiste. Ansía el gol, lo persigue, lo fuerza.Hay más intérpretes en quienes fijarse. Toranzo, aquel que pidió Gio, por ejemplo, estuvo errático y otra vez despertó murmullos. Se destacó Pelletieri en el quite y la distribución corta. También los marcadores centrales...