El surrealismo en ópera

Bebe Dom-o La ciudad Planeta / Libro: Horacio Ferrer/ Música: Mario Perusso (compositor residente), director de la Orquesta Estable del teatro/ Dirección de escena, diseño de escenografía y vestuario: Marcelo Perusso/ Luces: Rubén Conde/ Puesta audiovisual: Ricardo Carrasquet/ Director del coro estable: Miguel Martínez/ Director del coro de niños del teatro: César Bustamante/ Sala: Teatro Colón.Nuestra opinión: buenoEste uruguayo, devenido porteño por adopción, es el mismo poeta surrealista que asomó en las locas estrofas de "Balada para un loco" y que, tras su operita María de Buenos Aires (la creación argentina, a modo de cantata, más representada en todo el mundo de la mano de Astor Piazzolla), irrumpe ahora como autor literario en el "estreno mundial de la ópera argentina" con el extravagante título de Bebe Dom-o la ciudad planeta , con música del compositor y director Mario Perusso. Hablamos de Horacio Ferrer.El surrealismo se le coló, no de sus inventores franceses André Breton o Guillaume Apollinaire, de quienes no fue ni discípulo ni émulo, sino que lo forjó en estas orillas. Es lo que fluye en los caleidoscópicos episodios del argumento, a lo largo de una trama algo enrevesada y un tanto recargada de figuras episódicas que distraen la atención.Lo que cuenta es que sus personajes centrales son prototipos patéticamente actuales. Éticamente incompatibles al representar el bien y el mal, pero sin perorata moralizadora.Al no echar mano del potencial surrealista del mero juego verbal, de las asociaciones libres y lo onírico, emerge el símbolo siniestro del ejecutor de otra mundial Torre de Babel, para profundizar en su intrincada visión, casi apocalíptica, del mundo enfermo en que vivimos...

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