Surgen diferencias en el clan tras el exabrupto de Pablo

La intimidante advertencia de Pablo Moyano durante el conflicto por el control de la basura en Quilmes derivó en un inesperado contrapunto en el corazón del clan que lidera el jefe de la CGT opositora. En la familia no todos compartieron"Que salga el señor Gutiérrez [por Francisco, el intendente de Quilmes] y les diga a los 400 trabajadores que pasan a ser municipales por la mitad del sueldo. Si tiene que haber un muerto, va a haber uno, dos o tres muertos. La gente está dispuesta a defender su puesto de trabajo y su dignidad." Así, en un rapto de furia, se expresó hace unos días el hijo mayor de Moyano, por la disputa que mantiene con el municipio de Quilmes a partir de la estatización del servicio de recolección de basura.La primera reacción de Hugo Moyano fue en respaldo a su hijo. Desde la CGT, le envió un mensaje a la Casa Rosada: los camioneros estamos preparados y vamos a defender hasta los últimos puestos de trabajo. No me interesa que quieran joder a Moyano. Yo me la banco, no soy un cagón como ellos".La réplica del jefe fue impulsiva, según lo admitió ante un puñado de colaboradores. Se enfureció porque teoriza con una persecución oficial en su contra desde que rompió la alianza con el kirchnerismo.Consciente del peso de sus palabras y del pico de repercusión que alcanzó el exabrupto, Hugo Moyano salió a poner paños fríos: "Nadie comparte lo que dijo Pablo, estuvo mal, pero cuando la gente pierde el trabajo se desespera", reparó el 1° de mayo. Y ayer insistió en minimizar el hecho: "Creo...

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