De superhéroes casi tullidos

En el mundo del circo (sea en el tradicional o en el de las aguas del Nuevo Circo), la posibilidad de que un elemento se caiga al piso durante el número de equilibrio, que una artista se resbale de la soga lisa o que la tiple mortal no funcione a la perfección; forma parte del nervio de la misma disciplina. Es su alma, su riesgo, su respiración.No es común, eso hay que reconocerlo, que un problema técnico complique una función de estreno de una compañía internacional del prestigio de Los Siete Dedos de la Mano. Sin embargo, eso pasó anteanoche en el debut de Psy, montaje del grupo canadiense que, dos años atrás, deslumbró con Loft en el mismo escenario de Polo Circo.Un inconveniente técnico (consola, interfases y explicaciones técnicas complejas) demoró el inicio de la función un poco más de una hora ante la incertidumbre del público. Al buen rato, una de las directoras de la compañía, Gypsy Snider, salió al escenario junto con los once integrantes del elenco para explicar la situación, reconocer el terreno y avisar que se largaban a hacer la función sin la puesta de luces prevista. Por lo cual, no hicieron dos números por precaución, ante la posibilidad de que algún foco encandilara a los acróbatas en momentos de necesaria concentración.Psy habla, justamente, de superar inconvenientes. De última, fue lo que sucedió anteanoche. Por lo cual, se podría decir que toda la experiencia se convirtió en una extraña situación grupal (que incluyó tanto a público, como actores, técnicos y organizadores) en una noche cargada de dificultades reales y ficticias que llegaban a buen puerto.En este último universo, la obra se sumerge radicalmente en la intrincada psiquis humana (todo una señal de saludable riesgo para una propuesta circense). Un psicólogo atiende en sesiones individuales y grupales a pacientes que padecen machucones varios (está el que escucha voces...