Del sueño de la integración a la realidad del Mercosur

El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou habla con Alberto Fernández, detrás el presidente paraguayo Mario Abdo Benítez durante la Cumbre del Mercosur en Luque, Paraguay

Cuando las democracias de nuestra región renacieron de las sombras de las dictaduras militares , la Argentina en 1983, Brasil y Uruguay en 1985, se generó un contagioso clima de fraternidad y optimismo. Sentíamos entonces que, reconquistada la institucionalidad, el llamado del destino era impulsar nuestro proceso de integración, profundizar la comunidad de ideales que resplandecía y la identidad cultural de nuestras sociedades. El sueño que avizoraba el horizonte eran Europa y su comunidad. Si Francia y Alemania, enfrentados en tres guerras sangrientas y destructivas en el último siglo, podían unirse y levantar fronteras, ¿cómo nosotros no podíamos hacerlo?

Se tejió así una relación tripartita, de acuerdos progresivos que miraban hacia ese objetivo, y que, cuando se incorporó Paraguay, permitió llegar, en 1991, al Tratado de Asunción, fundacional del Mercosur. La idea entonces era ya más comercial, pero siempre fue clara: regionalismo abierto. Se lo dijo y escribió de todos los modos posibles. No nos uníamos para encerrarnos, sino para mejor competir en el mundo. No era una nueva fortaleza neoproteccionista, que corría los muros nacionales hacia un gran muro regional, sino un trampolín más fuerte hacia el mundo.

Hasta 1999, fueron ocho años de constante expansión . El 13 de enero de ese año, Fernando Henrique Cardoso tuvo que interrumpir sus vacaciones frente a un sacudón cambiario y amargó las nuestras, pues recibimos su llamada en la estancia Anchorena, de la presidencia de la república, para contarnos que estaban devaluando. Fue una tormenta. El cambio de precios relativos produjo un golpazo en las exportaciones hacia Brasil de Uruguay, la Argentina y Paraguay. Para Uruguay las ventas a Brasil eran el 34% del total (fue el 16% el año pasado, en un gran momento exportador).

A partir de allí el Mercosur se fue estancando. Luego vinieron los gobiernos Kirchner , muy poco cooperativos, que ni siquiera cumplían sentencias de arbitraje.

Esto fue generando una tensión en quienes procurábamos abrir mercados, y así estamos hoy , con un Brasil que ha bajado aranceles unilateralmente (luego internalizados) y un Uruguay que reclama libertad para negociar con China.

Allí se invoca la famosa decisión 32/00, que "reafirma" el Tratado de Asunción y el Protocolo de Ouro Preto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR