El subte en pandemia: pocos oficinistas, persianas bajas y nuevos conflictos entre los pasajeros

Durante lo que va de 2021 hubo más de 27.000.000 de pasajeros pagos transportados

Llama la atención el silencio: hoy en subte se viaja con tapaboca y sin charla. La proximidad entre los cuerpos, adentro y afuera de los vagones, delata una doble moral entre el abajo y el arriba de la tierra: un doble estándar de lo que está permitido, de la contigüidad y la respiración de una cara a la otra. Este viaje comienza yendo por la línea A, de Plaza Miserere a Lima: sin blancos entre los asientos, pero todos con barbijos.

En 2020, el subte de Buenos Aires transportó a un 77,3% menos de pasajeros con respecto a 2019 . Una vez pasado el invierno y transcurrido el pico de casos de la primera ola de la pandemia, la recuperación de pasajeros se aceleró a partir de septiembre de 2020: ese mes viajaron dos millones, cifra que aumentó a 2,5 millones en octubre y a tres millones en noviembre. En tanto, durante lo que va de 2021 y hasta el mes de julio ―siempre según la Dirección General de Estadística y Censos de GCBA—, hubo 27.633.493 pasajeros pagos transportados.

El contraste con 2020 se ve claramente, ya que el año pasado, de marzo a diciembre, con el ASPO (Aislamiento Preventivo Obligatorio) en vigencia, se transportó a 31.756.001 pasajeros, llegando al piso en abril de 2020, con solo 794.658 pasajeros transportados.

Cómo se viaja hoy en el subte

El subte de la pandemia también consolidó un fenómeno que ya se había dado en 2019 —según mediciones de la tarjeta SUBE— y que hoy, según observación directa y testimonios de comerciantes de las diferentes estaciones visitadas, se mantiene en pandemia: el adelantamiento de la hora pico desde las 18 a las 16 horas , en el marco de un contexto generalizado de home office y cierre o suspensión de gran cantidad de oficinas en la zona centro de la ciudad.

Inicio de recorrido

Línea A, estación Lima. El chico recorre los asientos y pide un saludo chocando su puño apretado con el del pasajero. Bajaron de un 50 a un 10 por ciento los saludos aceptados, dice. Es uno de los rubros más castigados; en este vagón, consiguió solo dos saludos.

Vagón repleto de la línea D, sábado, 18.21 horas. Desde Plaza Italia, en dirección a Catedral, hay tosecitas bajo el barbijo que concitan miradas. Y hay charlas con barbijo debajo de la nariz. O repartidores del chocolate Hamlet que repiten "Permiso" y "Gracias" con automatismo pasivo agresivo. En la estación Carlos Jáuregui, línea H, se ve un andén colmado. Y se escucha un murmullo...

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