Una sublevación que no tuvo señales previas

La sublevación de Elena Highton de Nolasco fue sorpresiva para la política y para la propia Corte Suprema de Justicia, que ella integra. Nunca la jueza había mostrado intención de cuestionar el artículo de la Constitución que ordena la jubilación de los jueces a la edad de 75 años. Si bien la disposición constitucional, producto de la reforma de 1994, comprende a todos los jueces nacionales, la mirada pública se fijó sobre todo en los miembros del más alto tribunal de justicia del país. Sucede, además, que varios jueces nombrados con posterioridad a la reforma afirmaron reservadamente que cumplirían con el precepto constitucional y se jubilarían cuando llegaran a los 75 años.

Tales aclaraciones eran necesarias porque dos jueces designados por Raúl Alfonsín (es decir, antes de la reforma de 1994) se quedaron en sus cargos después de esa edad. Fueron Carlos Fayt, quien renunció cuando ya tenía 97 años, y Enrique Petracchi, quien murió en el cargo a los 80 años. Fayt llevó adelante un largo juicio que terminó en la Corte Suprema de Justicia en tiempos de Carlos Menem; el tribunal sostuvo entonces que el artículo que fijaba un límite de edad para los jueces era "nulo de nulidad absoluta", aunque se aplicaba, como todas las decisiones de la Corte Suprema, para el caso específico de Fayt. Petracchi, que se había abstenido de votar en el caso Fayt, presentó una cautelar para conservar el cargo cuando él mismo cumplió 75 años y varios abogados impugnaron su voto como miembro de la Corte. Petracchi nunca quiso continuar con el juicio y su estabilidad estuvo pendiente de esa cautelar. El entonces gobierno de Cristina Kirchner decidió no apelar la cautelar. Petracchi quedó, así las cosas, colgado de la voluntad del gobierno de ese momento. Varios de sus votos fueron atribuidos en su momento a esa dependencia política e instrumental.

El caso de Highton de Nolasco es distinto, porque ella fue propuesta como jueza de la Corte por el entonces presidente Néstor Kirchner en 2004. Se suponía, por lo tanto, que integraba aquel acuerdo implícito de los jueces nuevos de respetar la disposición constitucional de 1994. Fue el caso, por ejemplo, de Eugenio Zaffaroni, quien renunció pocos días antes de cumplir 75 años. Se da por hecho que los jueces Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti harán lo mismo, sobre todo porque los dos fueron constituyentes de 1994; esto es, fueron redactores de la Constitución que Highton de Nolasco cuestiona ahora. También es previsible...

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