Por la suba de tarifas y la temperatura, cayó fuerte el consumo de energía en los hogares

Los aumentos de tarifas y las altas temperaturas de este invierno, en comparación con el año pasado, parecen haberle dado una nueva fisonomía al consumidor argentino de servicios públicos. Según dejan entrever las últimas estadísticas oficiales, la demanda de gas en los hogares se desplomó en el segundo trimestre del año, mientras que la de electricidad tuvo una caída también importante. Se trata de dos hechos infrecuentes si se los compara con el comportamiento de la demanda en los últimos años.

Entre abril y junio, el consumo residencial de gas se redujo un 22,7% con respecto al mismo trimestre del año pasado: pasó de 45 millones de metros cúbicos diarios (m3) a 34,8 millones de m3.

En el caso de la electricidad, en tanto, en el segundo trimestre cayó 9% el consumo en los hogares.

Ambas cifras surgen del último informe trimestral de Coyuntura Energética que prepara el Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren.

"El clima tiene un efecto inmediato, mientras que los cambios en los hábitos de consumo tienen una inercia que hará necesario un plazo de uno o dos años más para desarrollarse a pleno, pero ya comenzaron", explicó el ex secretario de Energía Emilio Apud.

Aunque es probable que los funcionarios no lo digan en voz alta, el Gobierno recibió de buena manera la caída de la demanda en los hogares, por diversos motivos. En primer término, el aumento de tarifas le dio un poco más de racionalidad al consumo de energía, tras 12 años en los que el crecimiento de los subsidios a todos los sectores de la demanda envió una señal de precios errónea con respecto al costo real de producir la energía en el país.

Además permite descomprimir ciertos mecanismos que estaban funcionando al límite a la llegada de Mauricio Macri al poder, tanto desde el punto de vista de la infraestructura como en términos macroeconómicos.

En el primer caso, por ejemplo, la escasez de oferta local para abastecer la demanda obligó, en los años en que el ministro de Planificación Julio De Vido gestionaba el sector, a aplicar restricciones en el servicio por la fuerza, en el marco de la denominada crisis energética.

En términos económicos, la caída en la producción de gas llevó a aumentar las importaciones en un contexto de precios internacionales altos. Esa factura, que se pagaba en dólares, fue la madre del cepo cambiario que implementó la administración de Cristina Kirchner progresivamente a partir de 2011.

El Gobierno también celebra otro dato que arrojan los...

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