Stone Temple Pilots y el eterno regreso a los 90

Un pogo, un real y palpable pogo que no está dividido en dos, ni en tres partes. Un salto uniforme y un coro que arenga "Olé, olé, olé, olé, Pilots, Pilots". Cuatro. Cada uno con lo suyo. Scott, todo se trata de Scott. Megáfono en mano, arranca con toda su artillería, tal como lo hizo hace casi exactamente un año en el mismo lugar, el Luna Park. "Crackerman" es la primera canción de la selecta lista.Mucho se ha dicho este último tiempo sobre el boom de las bandas noventosas, del grunge, del rock alternativo y, sobre todo, de la distorsión. Todo empezó con Sonic Youth, siguió con Chris Cornell, y con el recital autocelebratorio de Pearl Jam en La Plata. A menos de una semana, terminó con Stone Temple Pilots. Parece que el grunge está más vivo que nunca, o al menos su espíritu se conserva intacto.Eran casi las 10 cuando los Pilots irrumpieron en escena: Scott Weiland, en voz; los virtuosos hermanos DeLeo en bajo y guitarra y Eric Kretz en batería. Como una formación perfecta, cada cual tuvo su momento. Scott, con su bagaje de drogas, rock?n roll y algunas temporadas tras las rejas, parece más calmado pero no pierde la esencia; Dean hace uso y abuso de esos riffs , buenos arreglos y un oportuno manejo del slide; Robert pasa casi todo el recital abajo del escenario, rodeado del público, y Kretz hace estallar al Luna Park en cada uno de los temas (al final va a abandonar su instrumento para levantar a una chica del público e invitarla a esbozar las estrofas de "Dead y Bloated" desde el megáfono)...

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