Sorpresa y diferencias por el plan reeleccionista

Cayó como un misil inesperado puertas adentro del Gabinete. La idea de avanzar en una reforma constitucional sorprendió y se volvió un enigma hasta que la Presidenta bajó la orden: quitar volumen político al debate. La instrucción llegó incluso a intendentes del conurbano, para evitar la onda expansiva de un operativo reeleccionista que ya se había iniciado.Más allá del coqueteo, en el Gobierno no hay un equipo de trabajo abocado a tallar un proyecto para modificar la Constitución, según confiaron a LA NACION fuentes oficiales. "Siempre se estudian todos los temas, pero no existe nada concreto en marcha", aseguró un funcionario con incumbencia en el asunto. Tampoco hay indicaciones a los principales alfiles legislativos y la iniciativa no aparece, por ahora, en la agenda parlamentaria.En la Casa Rosada, dan por descontado que reformular la Carta Magna y, eventualmente, habilitar la reelección indefinida es hoy un objetivo lejano. Asoma improbable que el oficialismo consiga los dos tercios de los votos en ambas cámaras para realizar el llamado a una Asamblea Constituyente, el paso previo indispensable. "Hoy es inviable un «pacto de Olivos». Hasta [Hermes] Binner dijo que no. ¿De dónde sacamos aliados?", razonó un hombre con despacho en Balcarce 50.Las únicas pistas que dio la Presidenta en discursos públicos del último año no avalan la teoría de la perpetuidad: se refirió varias veces al "esfuerzo físico" que hace para seguir adelante, le confesó poco antes de arrancar su segundo mandato a Hugo Chávez que "cuatro años son más que suficientes" y le bajó el pulgar al clamor de "Cristina eterna" durante el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional en marzo pasado. "No se hagan los rulos", fue la frase que pronto se convirtió en estampa de remeras del merchandising K.Quienes conocen el pensamiento jurídico de Cristina Kirchner dicen que no es de su agrado la mutación hacia un sistema parlamentarista como propone el juez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni. En rigor, el peronismo, afecto al poder centralizado, es reacio a esa salida. "Eso es darles el poder a las corporaciones; [Héctor] Magnetto se hace un festín", apuntó un alto funcionario. No hay, a excepción de la posibilidad de habilitar otro mandato, otro eje constitucional de interés que justifique emprender esa cruzada.Los impulsoresUn denominador común enlaza a los grupos que más agitan la bandera reformista: son el ala "cristinista" y con ambición de pisar fuerte en la...

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