Sonamos: Macri se puso los pantalones

Cuidado. Macri podría estar convirtiendo la saga de la ley antidespidos en un hito que divida su presidencia en dos. Si gracias al veto que anunció ayer -con la boca grande, gritándolo, orgulloso- consigue revertir lo que parecía un duro traspié, hay que empezar a tomárselo en serio. Cargarse al Congreso y a los gremios es una prueba fuerte de carácter, y el tipo se la está bancando muy bien. Por momentos hasta parece un presidente. Mientras tanto, el espectáculo que estamos dando en las filas del campo popular es patético. Peronistas contra peronistas, peronistas contra kirchneristas, kirchneristas contra kirchneristas, kirchneristas contra ex kirchneristas... ¡Basta! Ése no es el espíritu amigable y contemporizador que nos legaron Néstor y Cristina. Y como acabamos de dejar el poder, da la impresión de que nos peleamos porque ya no tenemos una caja que nos discipline. El General dijo que "para un peronista no hay nada mejor que otro peronista", y no que "para un peronista no hay nada mejor que un peronista con chequera".

La pelea que más me afligió fue, esta semana, la de Aníbal Fernández con Julián Domínguez, por el cariño que les tengo a los dos. Con Aníbal -quizás algunos lo recuerden- tuve un comienzo de relación tempestuoso. En julio de 2011 desmintió una de estas columnas y me trató de mentiroso y sinvergüenza. Me costó superarlo. A nadie se le escapa lo que significa semejante acusación en boca de alguien tan creíble y querible como La Morsa. Pero bueno, lo hablamos, hicimos las paces y desde entonces he aprendido a valorar sus extraordinarios aportes a la seriedad y transparencia de la política.

De Domínguez aprecio su multiplicidad de perfiles, atributo nada despreciable en el PJ y, en general, en esta profesión. Como que no hay un solo Julián, sino varios. Ahora se pudrió todo porque uno de esos Julianes acusó a Aníbal de haberle choreado votos cuando compitieron por la candidatura a gobernador de Buenos Aires, el año pasado. Apartándose de la línea moderada de la que ha hecho un culto, Aníbal respondió que Domínguez "además de traidor es un idiota". Bueno, bueno, bueno. Traidor, vaya y pase. Pero idiota suena duro. Aníbal era el candidato de Cristina, la gran apuesta para derrotar a la Vidal, y probablemente quiso decir que si robó votos lo hizo "para la corona". Y que sólo un idiota no se da cuenta de eso. En cualquier caso, los invito a ambos a reflexionar. Puede entenderse una pelea por espacios de poder o, más todavía, por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR