La solución no provendrá del pasado

Este 2018 ha distado de satisfacer las expectativas económicas de los argentinos y es probable que el mundo no nos dé las mejores noticias en el nuevo año. Sin embargo, es factible que si nuestros gobernantes y buena parte de la dirigencia política, sindical y empresarial aprendiesen algunas de las lecciones que deja , el país pueda alejarse lenta pero firmemente de la cornisa. Claro que para eso serán necesarios una disciplina y un esfuerzo incompatibles con los cantos de sirena de los voceros de las perimidas recetas del populismo.El año terminará con un alza del costo de vida que rondará el 48%, una cifra tres veces mayor a la estimada originalmente en la ley de presupuesto, que afectó fuertemente el poder adquisitivo de la población; una caída del PBI del orden del 2,5% al 3%; un nivel de pobreza superior al 33%; una devaluación del peso contra el dólar superior al 100% y una tasa de riesgo país por encima de los 800 puntos.Los últimos 365 días se han caracterizado también por el agotamiento del plan gradualista de estabilización macroeconómica y por la necesidad de recurrir al para un acuerdo que le permitió a la Argentina contar con 57.100 millones de dólares para hacer frente a sus desequilibrios financieros hasta el final del gobierno de .Independientemente de que algunos factores externos, como la suba de las tasas de interés internacionales y la consecuente fuga de capitales desde los mercados emergentes, y otros de índole climática, como la feroz sequía que afectó negativamente la cosecha de soja y las exportaciones argentinas, es innegable que el Gobierno cometió severos errores no forzados, empezando por no haber sincerado la gravedad de la crisis heredada del kirchnerismo y haber actuado de una manera menos gradualista desde que llegó al poder.Las lecciones están a la vista:La decisión oficial de bajar sensiblemente el déficit fiscal primario hasta llevarlo a cero en 2019 ha sido, sin dudas, una de las más importantes metas económicas que se haya trazado un gobierno en los últimos años. Hubiera sido preferible, sin embargo, que este objetivo se decidiese antes y que descansara menos en el aumento de una presión tributaria que se torna cada vez más intolerable para quienes siempre pagan los impuestos, y mucho más en un esfuerzo sincero por disminuir el gasto público.Es imprescindible que la Argentina deje atrás el viejo círculo vicioso representado por un elevadísimo gasto público improductivo, que provoca un insostenible...

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