Sólo el deseo nos salvará

Siempre acordé con quienes lo señalaban como el "surrealista más amable". René Magritte era el hombre del misterio, de los cielos celestes, de las enigmáticas manzanas flotantes. Eso era hasta que vi La violación. Un cuadro tan magnético como el resto de sus obras, pero inesperadamente brutal. Hierático y feroz. Oscuro. Allí se representa el rostro de una mujer sin rasgos; una mujer puro cuerpo: en lugar de ojos, pezones; en lugar de boca, pubis; en lugar de nariz, la huella de un ombligo.

La casualidad quiso que hace unos días me reencontrara con esta obra y la descubriera más atroz -y lúcida- que nunca. Una mujer puro cuerpo es un ser desnudo, maquinalmente biológico. Las niñas eternas de tanta literatura, tanto ensayo filosófico, tanto malgastado sentido común: emocionales, imprevisibles, inmaduros y locos cuerpos poco propensos al ejercicio de la razón. Seres nacidos para ser objetos de tutela.

Nunca pensé que una obra del lejano Magritte me iba a llevar a las ideas de la muy contemporánea escritora canadiense Margaret Atwood. Pero ahí están, en La violación, pintada por el artista belga a comienzos del siglo XX, las mujeres protagonistas de El cuento de la criada, novela publicada a fines de ese mismo siglo por Atwood, llevada al cine poco tiempo después por el director alemán Volker Schlöndorff y transformada en serie televisiva este año por la plataforma Hulu.

Más que mujeres puro cuerpo, las mujeres de El cuento de la criada son mujeres puro útero: la novela describe el paisaje distópico (aterradoramente sugestivo para la mirada actual) de un Estados Unidos donde el extremismo religioso arrasa con el Congreso, instaura una dictadura teocrática que pasa a llamarse la República de Gilead e impone una severísima interpretación de la Biblia. Las mujeres son las principales afectadas por el nuevo régimen político, que les prohíbe trabajar, estudiar o tener su propio dinero. Para empeorar aún más las cosas, una suerte de epidemia de infertilidad pone en jaque el país, por lo que quienes preservan su capacidad reproductiva pasan a convertirse en "criadas": mujeres adjudicadas a un...

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