Superación y solidaridad en los 21K de Buenos Aires

Para competir, para mejorar, para ser solidario. Los de Buenos Aires que ayer se corrieron bajo un cielo soleado no sólo tuvo el -desde la élite hasta los aficionados, con gran presencia de extranjeros- sino que capta cada vez más seguidores.El contraste de la madrugada porteña fue todo un símbolo: a las 6.30, en la calle se veían caras trasnochadas en busca de taxis o colectivos para volver a casa y también hombres y mujeres de pantalones cortos, zapatillas deportivas y remeras azules que trotaban por Avenida del Libertador para encontrarse con otros compañeros cerca de Figueroa Alcorta y Monroe. Desde allí se largaron los 21 k de Buenos Aires, que resultaron una muestra más del crecimiento del running, que se ha convertido en el deporte urbano por excelencia.La superación personal, el momento compartido con la familia, la liberación de correr por la ciudad y la satisfacción del encuentro con compañeros de ruta fueron el sello de la prueba que sirvió como la antesala de la maratón de 42 kilómetros que se correrá aquí el 12 del mes próximo.La estadística marcará que Sandra Amarillo y Matías Roth fueron los ganadores de la general; Luis Molina y Karina Fuentealba, en el campeonato metropolitano; Alejandro Maldonado y Claudia González, en silla de ruedas; Martín Kremenchuzy, en B1, y José Luis Santeros, en B2 y B3. Pero los 21 kilómetros resultaron, más allá de lo competitivo, una excusa para ser solidarios.Por iniciativa de la Fundación LA NACION, LN Corre y Red Solidaria, y con la colaboración de Asociación Ñandú, se realizó una campaña denominada Huella Solidaria, entre otras acciones (Ver aparte)."Muchos de ustedes pasaron entrenando todo el invierno con frío y lluvia para llegar hasta acá. Corran la carrera de sus vidas", arengó el locutor minutos antes de la partida. Para muchos atletas acostumbrados a correr distancias cortas la de ayer fue la primera experiencia en los 21 kilómetros. "Debuto en esta distancia. Está la familia cerca, así que es más fácil porque es como correr en familia", dijo a LA NACION Carolina Weber, después de darle un beso a su hija Martina, que se quedó esperando con el papá y su abuela. "La acompañamos siempre en los 10K y ahora no podíamos faltar. A pesar del frío, vamos a sobrellevar la espera con el mate", agregó Maximiliano Schab, el marido.La baja temperatura de la madrugada se sintió hasta que el sol le fue ganando a la noche. Pero a los atletas no les costó entrar en calor antes de largar la prueba, que se inició a...

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