La solidaridad de los argentinos

La semana pasada, Agustín Bustos Fierro supo que estaba un poco más cerca del milagro. Instalado con toda su familia en el Centro Médico de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, el adolescente argentino de 14 años que esperaba encontrar allí un donante no familiar compatible para someterse a un trasplante de médula recibió la esperada noticia de que ya contaba con él.Es momento oportuno entonces para reflexionar sobre la solidaridad de la sociedad argentina, ejercida incluso a pesar de un episodio que creó confusión y cierto halo de escándalo sobre el viaje del joven Agustín y su familia hacia el país donde se le realizará la operación que puede salvarle la vida, ya que padece la enfermedad llamada adrenoleucodistrofia, que afecta la mielina del cerebro.Sus dos hermanos varones menores sufren la misma enfermedad. Joaquín, de 11 años, dada la extrema urgencia de su condición, será operado primero que Agustín y su donante será su hermana Sofía. Matías, de 5 años, no presenta todavía daños neurológicos.Como se recordará, se hizo una campaña nacional para reunir el dinero necesario para que Agustín viajara, dado que por el grado avanzado de su enfermedad y la de su hermano Joaquín sólo podían ser atendidos en los Estados Unidos. Por ese tiempo, ocurrió un hecho desgraciado que arrojó sombras sobre la campaña: el episodio fue protagonizado por el jefe de la familia, Javier Bustos Fierro, quien se involucró con una mujer en una whiskería de Villa Carlos Paz y terminó en una comisaría de la capital provincial. Finalmente, el gobierno de Córdoba decidió disponer una virtual...

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