Sofismas para impedir soluciones que el país necesita

En el libro de Jeremías Bentham, Tratado de los Sofismas Políticos (ed. Leviatán, 1986), escrito en el siglo XIX, se lee que el sofisma "es un argumento falso revestido de una forma más o menos capciosa". Y agrega: "El error designa simplemente una opinión falsa; el sofisma designa también una opinión falsa, pero de la que se hace un medio para un fin".

Error significa que una persona puede equivocarse; todos podemos equivocarnos de buena fe. El sofisma, en cambio, es un instrumento para el error. Todos los sofismas, dice Bentham, tienen un carácter común: el de ser extraños a la cuestión que se discute. La cuestión, en una asamblea política, debe ser siempre: ¿es buena o mala la medida propuesta? "En lugar de calcular sus efectos positivos o negativos, compararlos y llegar a una determinación, el sofisma actúa distinto, no quiere ponderar sus efectos, tiende al contrario a desviar el espíritu y a juzgar la cuestión sin considerar sus méritos intrínsecos".

Siempre suponen de parte de quienes emplean sofismas, una falta de sinceridad o de capacidad, pero sobre todo, dice Bentham, aquellos que los usan son sospechosos de mala fe y producen un mal específico y un mal general. El "mal específico" es su efecto inmediato en contra de una buena medida o a favor de una mala. Por "mal general", el autor entiende a la depravación moral o intelectual que produce la costumbre de razonar sobre falsos principios, o de "jugar con la verdad" misma.

Cuando en un país se usan los sofismas como una forma de razonamiento para explicar las medidas a la población, la consecuencia es que la inteligencia pública pierde fuerza y la moral pública pierde su pureza. Después de muchos años de tomar decisiones basadas en discusiones por medio de sofismas ya todo es posible. "Da lo mismo el que labura, que el que pide o esta fuera de la ley", como dice el tango Cambalache.

Utilizan el sofisma aquellos que tienen un interés espurio para defender, un "interés creado", pero lo defienden de manera lateral, tratan de evitar que la medida propuesta se analice en su contenido, sino que llevan la discusión a otro terreno.

En la Argentina tenemos una gran variedad de ejemplos que le hubieran venido bien a Bentham, para ejemplificar su libro. Me referiré solo a tres de ellos, pues de lo contrario, este artículo sería interminable.

  1. Esta medida es buena en el largo plazo, pero en el corto plazo no se puede aplicar.

    De esta forma no se discute la medida en sí, sino otra cuestión...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR