Una sociedad enigmática rumbo a las elecciones

Horacio Rodríguez Larreta, Sergio Massa, Patricia Bullrich y Javier Milei

En un momento de mucha incertidumbre y descalabro económico, quienes miran la economía están alarmados por la escasez de reservas del Banco Central (BCRA). Los expertos calculan que si tuviéramos que ir a ver cuánto quedó de dólares en condiciones de ser utilizados en el mercado, lo que se llaman reservas líquidas, quedaron 400 millones de dólares, lo que es poquísimo. Se asumieron compromisos para fortalecer el nivel de reservas o, por lo menos, para que los pagos al Fondo no dañen del todo la capacidad del BCRA. Compromisos con el oro, que se hipotecó y se des-hipotecó. Se fue a buscar un préstamo de la Corporación Andina de Fomento, que no es un préstamo sino un depósito que realiza ese banco de desarrollo regional a cuenta del desembolso que debería producir el Fondo Monetario Internacional (FMI) después de las vacaciones de verano en el Hemisferio Norte. Sergio Massa da por seguro que ese desembolso va a estar, pero todavía el acuerdo con la Argentina no pasó por la aprobación del directorio del Fondo. Técnicamente, más allá de las convicciones que pueda tener Massa respecto del destino de su negociación, es una jugada extraordinariamente audaz. Se intentó utilizar el segundo tramo del Swap con China y no se utilizó. Por eso se le fue a pedir plata a Qatar. ¿Por qué no se utilizó? Porque el FMI le hizo saber extraoficialmente a Massa que no caería tan bien en el organismo darle tanta participación al yuan en la relación con el Fondo, porque se entiende que ese incremento de la participación del yuan en el comercio exterior, y eventualmente, en los pagos al Fondo, se corresponde con una estrategia monetaria y geopolítica de China para enfrentar a Estados Unidos. Es decir que el Fondo operó en este caso como vocero del Tesoro, que es lo que suele pasar por el extraordinario poder que tiene la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos en ese organismo multilateral.

Todo esto despierta muchas suspicacias, más allá del dato ya muy divulgado de que el Gobierno ha usado reservas que corresponden a depósitos en dólares de la gente. Como país estamos en el borde de la cornisa. Una situación extraordinariamente vulnerable por esa falta de reservas. Pero lo que hay que destacar, que probablemente no se ve del todo claro, es que esta decisión de poner al Banco Central y a la macroeconomía en esta situación tan delicada es el resultado de una decisión deliberada del Gobierno, del núcleo del poder que conduce el país, que surge del diálogo entre Cristina Kirchner y Sergio Massa, y se define como estrategia electoral. El Gobierno, Massa, Cristina Kirchner, eventualmente Alberto Fernández, que no sabemos cuánto opina de estos temas, han resuelto que debían poner en primer plano un objetivo: mantener el nivel de actividad económico, que la economía siga funcionando, que la producción y el consumo se activen como vectores que conducen el voto.

Agustín Rossi, Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, en la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner

¿Qué relación tiene esto con las reservas? Se decidió liquidar las reservas para mantener el nivel de importaciones. Sin importaciones es imposible producir. Gran parte de las importaciones son bienes de capital, llámese máquinas, o insumos que sirven para la producción de bienes que después se van a consumir en el mercado doméstico o se van a exportar. Si hubiera una decisión de las autoridades económicas de preservar más las reservas del Central, se hubiera pagado el costo de restringir más las importaciones, que ya están muy restringidas. Cuando uno interrogaba a la mayoría de los economistas de la Argentina en el mes de febrero respecto de qué iba a pasar hoy, inclusive calculando que iba a haber una sequía que iba a impactar en el corazón de las reservas del BCRA, esos economistas pronosticaban un mayor nivel de reservas y un menor nivel de actividad para esta época del año. El Gobierno tomó otro camino. Liquidan las reservas, poniéndose en una situación extremadamente riesgosa, con tal de mantener el nivel de actividad que, según la ideología y forma de mirar las elecciones del Gobierno, es mucho más determinante para el resultado electoral del oficialismo que el nivel de activos que pueda tener el BCRA. Más allá de la inquietud que puede producir la baja de reservas, que se proyecta sobre el precio del dólar blue, que está disparado. Estamos ante un tema central de la campaña. Hay un nexo entre toda la narrativa respecto de lo que está pasando en el BCRA con las reservas monetarias y los objetivos electorales del Gobierno. Todo asociado a compromisos muy opacos que asumió el Gobierno en materia de créditos, de endeudamiento. Hablamos de un Gobierno que promete siempre no endeudarse, pero vive endeudándose de manera poco transparente.

Estas decisiones producen otro tipo de inquietud que no tiene que ver con el dinamismo de la economía o el nivel de actividad sino con la situación del dólar. Acá nos encontramos con algunas curiosidades, bastante simpáticas, relacionadas con esta duplicidad de Massa como ministro de Economía y candidato a Presidente. Si miramos la página Dólar Hoy, con la divisa norteamericana en $585, advertimos que alguien se equivocó en el equipo de Massa. Habría que hablar con la agencia que le maneja la publicidad, con la que parece haber algunos problemas. En el momento en el que se estaba produciendo una corrida apareció en aquella página un...

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