Sobrevivió al 11-S y para cambiar de vida eligió Argentina: 'Los valores de EE.UU. ya no son los míos'

A los 30, David cambió Nueva York por Mendoza.

"Veinte años" , suspira David English. "Carlos Gardel, en su tango Volver, dice que veinte años no es nada y en cierto sentido es verdad. Cuando pienso en esa mañana, en todo lo que pasó, todo lo que viví, se siente como si fuera hoy".

"Pero estos veinte años resultaron ser un tiempo suficiente para cambiar y rehacer mi vida en Argentina, para transformarme en la persona que soy, crecer, valorar las pequeñas cosas de la vida, algo que me enseñó este maravilloso país", se emociona. "Fueron veinte años para abrazar las costumbres que tenemos en este suelo: incorporar la calidez humana, disfrutar de la siesta, ¡al menos aquí en Mendoza!, hacer los ñoquis con la abuela alrededor de una mesa en la cocina, poder buscar a mi hijo al mediodía para almorzar en casa, bailar con el corazón... ¡`quién te quita lo bailado!´, ¿no? Estas cosas, en muchos lugares a los que los argentinos hoy quieren ir, son impensables".

"En homenaje a los 3000 muertos, incluyendo amigos, vecinos y colegas míos, hablo de estas cosas buenas de Argentina. Ese día trajo un gran aprendizaje, creo que a ellos les hubiera gustado tener la oportunidad en la vida de disfrutar de lo más importante, que tiene que ver con la verdadera calidad de vida: la calidez humana".

David, en una tarde mendocina.

Morir y renacer en Argentina

A David English no le gusta hablar demasiado de lo acontecido aquella mañana fatídica del 11 de septiembre de 2001. Prefiere conmemorar la fecha como el inicio de una transformación que lo trajo a la Argentina.

De aquel día recuerda que la impresionante explosión lo dejó tendido en el suelo, aturdido. No veía nada, solo escuchaba gritos. Las imágenes, vivencias y dolores en el cuerpo y el alma quedaron allí, en Nueva York. En esa gran manzana quedó aquel David de 30 años, consultor en una empresa de tecnología, que se encontraba justo debajo de una de las Torres Gemelas. Allí, en Estados Unidos, dejó una vida que en el fondo sentía que no quería, para renacer en Argentina siendo la persona que siempre había deseado ser.

"Tomé la decisión de irme de Estados Unidos no solo por lo que sucedió el 11 de septiembre, sino por lo que viví los días siguientes; porque, más allá de que fue una experiencia traumática en la que vi cosas horribles y de la que sobreviví de milagro - estaba ahí abajo y el avión explotó arriba de mi cabeza -, no me gustaron algunas cosas de las que fui testigo, relacionadas a la gente y la sociedad", revela David, con voz calma. "Entonces pensé en un lugar lejos, lo más lejos posible de Nueva York. Quería un destino con buena gente, tranquila, que tenga otros valores más enfocados en las relaciones humanas y pensé en Argentina. Había estado de viaje en el año 98 y me había gustado mucho el país, sus costumbres, su cultura. Me pareció un lugar excelente...

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