Los sobrantes

DATA.- Qué agregar a esto que aquí se ve: el hombre sin rostro, corpachón blindado de pies a cabeza, que arremete contra la mujer y su bebé. Hablemos del llanto de ese niño, del brazo de la madre, mediando entre él y la mole antidisturbios. Hablemos del segundo inmediatamente posterior a este instante, y en lo que en ese lapso pueda haberle ocurrido al otro niño, el que apenas asoma a la derecha: sobre el piso, a una nada de distancia de las botas de tanto guardián sin ojos. El desastre, otra vez, en Grecia. Refugiados empecinados en cruzar una frontera cerrada a cal y canto. Y qué...

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