La situación de las cárceles, un llamado de atención y una deuda pendiente

La situación de las cárceles en Argentina

La penosa situación en la que se encuentran las cárceles en nuestro país es de público conocimiento. Esa situación viene de décadas, y parece no poder (o no querer) encontrar solución alguna. La escalofriante actualidad en cuanto a su hacinamiento o la indebida reclusión de personas en comisarías son solo dos datos elocuentes de lo que ocurre.

El abordaje de la problemática penitenciaria y de seguridad ciudadana tiene múltiples aristas y diversos enfoques: filosóficos, ideológicos, incluso metodológicos. Y lejos de querer adentrarme en el tema de la fría estadística de cantidades, ni tampoco en el debate, ya lejano y obsoleto, acerca de si las cárceles sirven para resocializar o son escuelas criminales, quisiera incursionar en otro problema, nada menor. Concierne a la arquitectura, que debería ser parte importante de algunas de las soluciones a estos problemas.

Sin dudas, la infraestructura penitenciaria es una deuda del Estado con la sociedad, y no solo encarnada en los gobiernos, sino en nosotros, los arquitectos, en la medida de la responsabilidad que nos cabe. Esa deuda va más allá de la cantidad de cárceles que se construyan, tan escasas por ahora; tiene que ver con la calidad y habitabilidad con que se diseñan .

A principios del siglo XX, sobre la base de los avances logrados, la Comisión Internacional Penal y Penitenciaria concibió una propuesta novedosa a fin de formular reglas universales para el tratamiento de los reclusos. Tomó en cuenta una serie de requerimientos que la extinta Sociedad de las Naciones había hecho suyas en 1934. En 1955 dicha Comisión revisó y amplió el texto de tales reglas, presentándolas al Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. En dicho Congreso se adoptaron nuevas normas y, tras un examen adicional, en julio de 1957 el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas las aprobó como "Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos". Allí se señalan los principios y las condiciones adecuadas que las Naciones Unidas establecen para el tratamiento, la protección y la rehabilitación de los reclusos, recomendando que los Estados miembros realicen todos los esfuerzos necesarios para llevar a la práctica su aplicación.

Los documentos aprobados inculcan principios de una buena organización penitenciaria y prácticas relativas al tratamiento de los reclusos, basados en conceptos mínimos admitidos por los sistemas...

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