Un sistema electoral que no deje lugar a dudas

El Congreso se apresta a dar una batalla por la transparencia y la calidad institucional impulsando cambios en nuestro sistema electoral. Es un paso trascendente que debe ser analizado con prudencia y profundidad, y llevado adelante con estricta planificación.

Las exitosas experiencias de la utilización de la boleta única electrónica (BUE) en comicios de la ciudad de Buenos Aires y de Salta sirvieron de base al proyecto oficial que el Poder Ejecutivo envió al Parlamento, por el que se propone su utilización a nivel nacional en reemplazo de las boletas de papel. No hace falta enumerar aquí todos los casos en que este último sistema ha sido funcional al clientelismo, al robo de materiales, al fraude, a la impresión de boletas falsas, a la sustitución, al voto cadena, a la quema o desaparición de urnas y a otras tantísimas tretas de punteros y sectores defectuosos de la política acostumbrados a manipular comicios en beneficio propio.

Ahora bien. ¿Es la boleta única electrónica la única solución? Las posiciones están divididas. Quienes consideran que sí destacan como ventajas que resulta más económica, ya que evita la impresión de millones de papeletas por parte de cada partido o alianza; que facilita el procedimiento del escrutinio, y que, en consecuencia, los resultados de una elección se conocen mucho más rápido. Que evita el clientelismo y que es un sistema más práctico. Que la capacitación del elector ha demostrado no resultar tan problemática como se advertía y que adquirir las máquinas es incluso más económico que alquilarlas porque, pasados los comicios, el Estado puede reutilizarlas para el desarrollo de diversas actividades que requieren una asistencia tecnológica, cuya inversión -o buena parte de ella- ya forma parte de las previsiones presupuestarias anuales.

En cambio, quienes se oponen a ella -que no son pocos y también con sólidos argumentos- sostienen que la discusión no es "máquina no/máquina sí", ya que lo que está en debate no es lo rápido y moderno que pueda ser un sistema, sino su seguridad, su inviolabilidad, integridad y transparencia.

Esta última postura es sostenida por especialistas de renombre, como la abogada y miembro de Transparencia Internacional Delia Ferreira Rubio y Beatriz Busaniche, de la Fundación Vía Libre.

En opinión de ambas, el debate debería orientarse hacia la boleta única de papel, pues entienden que garantiza que la oferta electoral esté completa (en ella figuran todos los candidatos y partidos que...

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