Sindicalistas y narcos

La descarada exhibición de riqueza y el fastuoso tren de vida que llevaba en Uruguay el gremialista Marcelo Balcedo antes de ser atrapado en su mansión cerca de Piriápolis llamó la atención y abrió interrogantes porque el Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y de Educación (Soeme), del que era titular, es un gremio de escala mediana como para justificar el nivel de vida que llevaba Balcedo en el vecino país, y porque tampoco puede justificarlo el negocio periodístico al que también se dedicaba con el grupo que conforman, entre otros medios, el diario Hoy, de La Plata.

Muy pronto en la investigación judicial, mientras se sucedían los hallazgos que hora tras hora hacían más cuantiosa su asombrosa fortuna, se barajó cada vez con más fundamentos la firme posibilidad de que Balcedo y uno de sus hombres de máxima confianza estuvieran estrechamente relacionados con los narcotraficantes de la banda rosarina Los Monos y, al mismo tiempo, quedó planteado el interrogante acerca de si este vínculo no es un caso aislado y si hay más dirigentes sindicales involucrados con el crimen organizado.

Si se suman los hallazgos de la justicia argentina y uruguaya a Balcedo, acusado entre otros delitos de lavado de dinero, ya le descubrieron 59 propiedades -a nombre de él y de su mujer, algunas en countries de Cariló, La Plata, Tigre y San Fernando-, más de siete millones de dólares en cajas de seguridad en Maldonado y Montevideo, y acciones de una sociedad en Panamá y otra en las islas Marshall.

La DGI uruguaya calculó que el flujo de egresos de Balcedo y su pareja, entre 2008 y 2017, fue de casi 15 millones de dólares. A eso hay que sumar, además de 40 vehículos de alta gama, numerosas armas de fuego, un zoológico privado, una lancha, una moto de agua y el empleo habitual de un jet privado que algunas fuentes sostienen que también pertenecería al gremialista.

La imputación por lavado de dinero abona la firme sospecha de que buena parte de esos bienes pudiera ser producto del blanqueo de activos ilegales generados por el narcotráfico.

Esa sospecha quedó debidamente apuntalada cuando se conoció que fue Mauricio Yebra, su mano derecha, quien había llamado la atención de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) y, con...

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