Silenciosa labor que suma reconocimientos

A lo largo de los años, LA NACION ha apoyado entusiastamente la labor de la Red Solidaria (), desde su creación en 1995. Numerosas veces abordamos esa pasión solidaria que se enciende vigorosamente ante urgencias y necesidades de nuestros compatriotas. Más allá de cualquier reacción coyuntural, también hemos dado cuenta del valioso ejército de voluntarios que acompañan la labor de esta extensa urdimbre de solidaridad creada por Juan Carr junto a cinco amigos, hace ya casi 25 años, dispuestos a transformar positivamente la dura realidad de muchos. Lo que hoy nos parece habitual fue entonces francamente revolucionario: conectar a quien sufre una necesidad con quien puede satisfacerla, apelando para ello a la difusión y la comunicación masiva. Se apeló a los métodos tradicionales, pero también a los medios, a la tecnología y a las redes sociales.La mejor ayuda es la que se organiza y se sostiene en el tiempo, algo que desde la Red se promueve a diario. Sumar alimentos no perecederos, medicamentos, ropa o voluntades en torno a buenas causas, difundir imágenes de adultos o niños perdidos en distintos medios, potenciando el valor de la tecnología, promover la necesaria donación de órganos y de sangre son algunos de los tantos campos en los que activamente esta maravillosa red trae alivio y apoyo para muchos. De hecho, nuevas temáticas se han ido sumando a lo largo del tiempo y hoy el trabajo también abarca cuestiones ligadas al autismo, a la celiaquía o a la lucha contra los plásticos o la violencia en el fútbol.Adalid de esa cultura generosa, Juan Carr ha sabido ganarse un lugar y su nombre se ha instalado como sinónimo de "solidaridad", tanto en la gran ciudad como en el pequeño paraje provinciano, incluso en otros países donde la idea echó raíces. Cualquiera sea la necesidad por satisfacer, simple o compleja, es capaz de motorizar la empatía de muchos para transformarla en herramienta efectiva de ayuda. "El optimismo, para nosotros, es una herramienta de trabajo, no solo una cualidad personal", afirma Carr. Que una de cada 38 personas en la Argentina esté conectada con la Red Solidaria se traduce en que más pronto se sabrá qué hacer, por ejemplo, ante la pérdida de un niño o la falta de un medicamento o de una silla de ruedas. Difusión y comunicación efectiva son dos piezas claves de este entramado solidario.En 2008, desde estas páginas...

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