La siembra directa, contra la inundación

Cuando las precipitaciones toman contacto con el suelo ocurre un fenómeno decisivo por sus consecuencias: el agua caída puede infiltrarse o en su defecto escurrirse en su superficie hacia los bajos. Si el agua se infiltra comienza un círculo virtuoso para la producción de granos y forraje que se transformarán en carne y leche y más tarde en alimentos para los argentinos y en divisas por exportaciones.

Pero si no logra penetrar en el suelo y por lo tanto se escurre lo que empieza es la posibilidad de tener una inundación.

Estos dos destinos opuestos que puede tomar el agua de lluvia luego de impactar en la tierra se define en los primeros centímetros del suelo. Allí la actividad de las lombrices y los insectos aceleran la generación de materia orgánica por la descomposición de los rastrojos y también construyen más poros en el suelo que permiten un mejor y más rápido movimiento del agua y el aire.

El gran logro de la siembra directa es que al no remover el suelo en la implantación de los cultivos logra preservar la vida en esos primeros centímetros del suelo. De esta forma el agua de la lluvia tiene más posibilidades de infiltrarse y quedar almacenada y a disposición de los cultivos durante buena parte de su ciclo. El suelo entonces funciona como una caja de ahorro de humedad que asegura las cosechas y las vuelve más independientes de las lluvias. Y la agricultura se vuelve más estable en cuanto a rindes.

El pasado no fue mejor

En cambio, hasta los años noventa, el arado de reja preparaba el terreno de siembra y controlaba las malezas tempranas, invirtiendo el pan de tierra.

Dejaba boca abajo y en profundidad toda esa actividad virtuosa que desarrollaban las lombrices y la descomposición de los residuos de la cosecha. Toda la porosidad lograda se enterraba. El suelo quedaba desnudo en superficie sin la cobertura de residuos, con menos materia orgánica y menos porosidad.

¿Qué ocurría con estos suelos con la primera lluvia fuerte? "Se planchaban", decían los chacareros. Los lotes arados con reja y refinados con discos quedaban después de un...

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