El sesgo optimista de Cambiemos

El camino es el correcto, el único, no importa cuál: sea gradualismo o ajuste, sea un modelo de crecimiento con salarios altos o devaluados, siempre está "haciendo lo que hay que hacer". Entre los principales actores del oficialismo predominan una sorprendente seguridad y una autoestima que sobreviven más allá de los resultados: si las cosas no salen como las habían imaginado, es porque "pasaron cosas" más allá de su voluntad o capacidad de decisión. Quienes vinieron a cambiar la historia se convierten, entonces, en su inesperada víctima, aunque solo de manera transitoria: más temprano que tarde, el futuro probará esta firme convicción respecto del rumbo del Gobierno y, en particular, del trascendente papel civilizatorio que se ha dado a sí mismo. En el ínterin, se vuelve casi irrelevante cualquier prueba ácida que intente confrontarla con la dura realidad. Una peculiar situación que nos remite a Stanno tutti bene, la película en la cual el gigantesco Marcello Mastroianni pronuncia esa frase en Sicilia, frente a la tumba de su esposa, luego de comprobar que sus hijos llevaban vidas linderas con el fracaso, contrariamente a lo que le habían contado. Como ocurrió con su versión anterior, algunas de las hipótesis del presupuesto que el Gobierno acaba de enviar al Congreso podrían haber sido elaboradas en ese cementerio del sur de Italia.Cambiemos arrastra desde su origen lo que los especialistas en neurociencia denominan un "sesgo optimista": ante cada hipótesis contingente, elige siempre los mejores escenarios. La ley de Murphy invertida: Macri y sus colaboradores creen que si algo puede salir bien, va a salir bien. Su propio nombre como coalición lo sugiere y parte de un supuesto no menor: por definición, la pretendida transformación será positiva para el conjunto de la sociedad. Esto se justifica por lo que constituye el vector axiomático de todo su andamiaje conceptual: se generó en la Argentina un cambio cultural subyacente y trascendental que va más allá de la voluntad de los actores y que solo hay que permitir que evolucione y termine impregnando todos los aspectos de la vida nacional. Cambiemos es una expresión de ese proceso y, a la vez, se ha dado a sí mismo la noble tarea de catalizarlo. Pero la fuerza es de abajo hacia arriba, los líderes solo tienen que tutelar un proceso cuyo exitoso destino resulta incuestionable.En el medio hay que gobernar, tomar decisiones, resolver problemas, administrar egos, calmar ansiedades y navegar...

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