Sergio Hernández: 'A Manu no le vamos a poner la capa de Superman ni pedirle 25 puntos'

MAR DEL PLATA.- Si ve algo desordenado, hace alguna mueca porque el lugar no está exactamente como le hubiera gustado. Pero Sergio Hernández se ocupa rápidamente y como buen anfitrión pregunta: "¿Están bien?, ¿quieren algo?, ¿cómo viajaron?". Por cómo se comporta, es necesario aclarar que no está en su casa, aunque eso es Peñarol para él. No porque haya nacido allí -es de Bahía Blanca-, sino porque los 7 títulos locales y los 4 internacionales que consiguió le dieron sentido de pertenencia, además del cariño de la gente. El quincho en el último piso del club es el lugar elegido para la charla.

Está cansado, pero no lo usa de excusa. Su doble tarea como entrenador de la selección y de Peñarol lo desborda a veces: pensar en básquet, trabajar con el básquet, responder de básquet. Reconoce que puede ser agotador, pero asume la responsabilidad y es amplio para cada explicación. Tal vez tenga que esforzarse, pero no suena impostado. "Tengo que ser siempre todo lo sincero que debo. Soy conductor de grupos y me manejo de esa manera. Voy con la verdad porque entiendo que puedo lograr cosas mejor en el otro", dice.

Y no duda si tiene que decir que se avergüenza por no haber entendido, en su primera experiencia olímpica, en 2008, lo que implicaba vivir en la Villa ("Estaba molesto porque demorábamos mucho en el ingreso sin saber lo que iba a vivir, fui un idiota") y luce sólido cuando argumenta porqué descree de la modernidad que vende planificación y poca acción. "La inteligencia no está en el saber sino en el hacer. Se lo digo siempre a los jugadores. Todos dicen lo que habría que hacer, pero no le dan bola al único secreto, que es la ejecución".

-Dos jugadores determinantes como Ginóbili o Prigioni definieron sus posiciones antes que otros años. Eso debe facilitar tu trabajo.

?Fueron noticias diferentes. La de Manu, para celebrar. Manu es de los mejores de la historia de la Argentina. Sería chiquito decir si yo estoy contento. El país está contento. Y está contento él. Lo aprecio y admiro mucho. Lo conozco desde pequeño y me cuesta verlo como el Manu Ginóbili que los demás ven porque lo tuve a 'upa'. Lo de Pablo. Estudia cada paso a dar, su vida es como dentro de una cancha. Ve los huecos y elige qué hacer... (piensa y refuerza su concepto con una anécdota). En el Premundial de Puerto Rico jugó los dos primeros partidos y la cosa no estaba bien. Pablo me dice: "Estoy jugando mal, pero las cosas van a cambiar. Acá me pasa que veo demasiadas...

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