Serena Williams renació en París

PARÍS.– Roland Garros no tiene campeón ni campeona francesa. Pero casi…La historia empezó hace un año, aquí mismo. Serena Williams estaba devastada anímicamente. Es cierto que pasó por peores situaciones, como la pérdida de su hermana mayor, Yetunde, víctima de un asesinato, además de los problemas de sus padres, y aquel susto de 2011, cuando su vida peligró a causa de una embolia luego de un corte profundo en un pie. Pero esa derrota en el debut en el abierto francés con la local Virginie Razzano, hace doce meses, la dejó tocada. "Así no me vuelvo a casa, necesito cambiar, reencontrarme", le dijo a su familia. Y de pronto, apareció en su vida Patrick Mouratoglou, francés, ex entrenador de Marcos Bagdhatis, Mario Ancic, Paul-Henri Mathieu, y también asesor de Grigor Dimitrov. "¿Querés quedarte y practicar en mi academia?", le ofreció. Serena aceptó y encontró los cambios que buscaba. Demasiado rápido…Campeona en Wimbledon, medalla olímpica dorada en Londres 2012, campeona del US Open, vencedora del Masters de Estambul. Y promediando febrero de 2013, otra vez número 1 del mundo. ¿Qué pasó entre aquel Roland Garros y éste, que Serena acaba de conquistar por segunda vez en su carrera y luego de 11 años? De todo. Mouratoglou le sacó la ansiedad, la llevó a dosificar sus energías, le hizo entender que a medida que pasa el tiempo el cuerpo no es el mismo. Trabajaron los desplazamientos, cómo cerrar los caminos, de qué manera dominar el eje de la base para que se mueva la rival. También la cambió emocionalmente: divorciado y con una hija, Patrick no tardó demasiado tiempo en ganarse el corazón de Serena, y ya a fines de 2012 fueron vistos en yates por el océano Índico, en paseos en bicicleta por calles españolas. Ah, y Serena se compró un departamento en París. Que esta temporada sus discursos en la cancha central hayan sido en francés, y no en inglés, marca la profundidad de su metamorfosis.Por todo eso se interpreta ese festejo de rodillas, de cara al cielo y un grito estruendoso que se mezcla entre los aplausos de la Chatrier, inclinada por la rusa Maria Sharapova, pero reconociendo a la nueva campeona. Está exultante Serena. Salta, se tapa la boca, se agarra el pelo. Siente el momento como si fuese una novata y no como quien minutos antes se adjudicó su 16° Grand Slam. En 1h46m, Williams (1ª) derrotó por 6-4 y 6-4 a Sharapova (2ª), que resignó su condición de reina de París con hidalguía; emocionada, aguanta las lágrimas hasta llegar al vestuario. Sabe que no...

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