Seguridad en transportes escolares

Mis hijos ya no viajan en transportes escolares. Pero, obviamente, alguna vez lo hicieron. Y de aquellos años conservo una costumbre que no me abandona. No lo hago de manera intencionada, pero es inevitable que cada vez que me cruzo con uno de esos colectivos o combis pintados de naranja (no, no se trata de ninguna propaganda política) no puedo dejar de mirar el estado de los neumáticos.

Sucede que años atrás se me ocurrió mirar los neumáticos del vehículo que a diario llevaba y traía a mis hijos del colegio. ¿Saben qué encontré? Cubiertas en pésimo estado, dos totalmente lisas, sin dibujo alguno que permita drenar el agua en caso de pavimento mojado, y otras dos en muy malas condiciones.

Sin diplomacia alguna increpé al conductor. "Mañana quiero neumáticos nuevos en este micro, sí o sí", le dije.

Y recibí la peor de las respuestas: "Pero si yo soy muy prudente, manejo despacio, no voy a poner en riesgo a los chicos". Mi tono, que no había sido amable, fue peor: "Mañana te espero con un escribano y más vale que vengas con neumáticos nuevos". Ese día yo llevé a los chicos al colegio y hablé con los directivos. "El transporte no es de la escuela", me dijeron. "El colegio no ofrece ese servicio. Es privado y es elección de los padres contratarlo."

Obviamente, mi presión fue tal que desde aquel día el colectivo siempre tuvo neumáticos en perfecto...

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